Escrito por Maribel Bofill Monés
La Via Appia |
Todos los caminos conducen a Roma
Los griegos llamaban a los romanos "los constructores de
cloacas, calzadas y puentes". Era un chiste dedicado a aquellos hombres
rudos que habían conquistado el Mundo. Los romanos no eran arquitectos, sino
ingenieros.
Los ingenieros romanos aportaron mejoras significativas en la
construcción de carreteras, principalmente por dos razones: una, que se creía
que la comunicación era esencial para conservar un imperio en expansión, y la
otra, por que se creía que una carretera bien construidas duraría mucho tiempo
con un mínimo de mantenimiento.
El crecimiento sostenido del sistema romano de caminos siguió un
esquema lógico. Las vías principales se construyeron por y para el ejército,
por lo que muchas iban más allá del dominio romano, hasta territorios hostiles
cruzando las fronteras. Al mismo tiempo, la construcción de nuevos caminos y el
reemplazo de los antiguos senderos mejoró las comunicaciones dentro del Imperio
tanto para el ejército como para el gobierno, el comercio y la población en
general
La calzada romana era la red viaria o de caminos utilizados por
el Imperio Romano para la vertebración de su territorio.
El Imperio Romano se preocupó de construir una extensa
red de carreteras, la mayoría de las cuales siguieron en uso durante el
siguiente milenio, o más.; esta red de transportes abarcaba un enorme recorrido
desde el Océano Atlántico al Mar Rojo, pasando por las Islas Británicas o el
Mar Negro.
Moverse por ellas no era sencillo, ni barato. Se construyeron
originalmente para el transporte de soldados y contribuyeron al auge del
comercio y al esplendor del Imperio. Esta gran red viaria fue utilizada por el
ejército ya que les permitía una ágil y rápida movilidad, también era la red
comercial por donde discurrían las mercancías por todo el Imperio. Gracias a
las calzadas, las tropas podían trasladarse de un extremo al otro del imperio
con una velocidad insólita para la época.la red de caminos del Imperio llegó a
tener nada menos que cuatrocientos mil kilómetros de longitud en el siglo III
de nuestra era.
Las calzadas eran sólidas construcciones que unían las
principales ciudades y puestos mas avanzados del Imperio.
Las calzadas romanas más importantes, las pavimentadas,
eran construidas y mantenidas por el Estado, con la colaboración de las
ciudades y propietarios de los terrenos que atravesaban. Son las llamadas Viae
Publicae, las vías públicas. Podían
tener anchuras de hasta 12 metros. La gestión de las calzadas estaba
dirigida por el curator viarum, un
funcionario del Estado encargado que la ejecución de la obra se llevara a cabo
según el proyecto y también de la conservación y reparación de la misma. Estas
vías recibían también el nombre de Vías Pretorianas, Consulares o
Militares. Una
de las Vías Públicas más conocidas es la Vía Apia que unía Roma con Brindisi.
Las Viae Vicinale, o vías vecinales, que no se pavimentaban y se limitaban a un
prensado de la tierra.
Las Viae
Privatae, o vías privadas, que eran vías de carácter exclusivamente privado que
unían las principales propiedades o villae, con las vías públicas o vecinales.
Estas calzadas estaban financiadas en su totalidad por el propietario quien era
el único que tenía derecho a su uso y disfrute.
Las calzadas tienen un sistema de construcción que fue descrito
por Vitrubio en su obra De arquitectura: se abría
una fosa que se rellenaba de piedras y cascotes; luego se aplanaban. El espesor
de esta fosa dependía de la calidad del suelo base. Luego ese lecho se cubría con
una capa amorterada de cal y guijarros; y sobre ella se ponía una capa de
argamasa más fina que podía ser de grava o de cal, y por último se colocaban
bloques de piedra tallada. El borde se indicaba con una cinta de piedras...
La estructura de una via romana |
Técnicas de construcción:
Lo primero que se tenía que determinar era el trazado de la
ruta, estando asignada este trabajo los mensores
romanos, personas que tenía la función que actualmente
desempeña los topógrafos. Estos mensores se valían de diversos instrumentos, entre ellos la
groma, que
les permitían el replanteo de las calzadas y su alineamientp ya que
se procuraba que el trazado fuera lo más recto posible.
Una vez tomadas todas las
medidas, los mensores señalaban la ruta por medio de hitos y se comenzaba la construcción
de la mismas preparando el trazado con la tala de aquellos árboles que
entorpecieran el camino.
El proceso de construcción de una vía romana era el siguiente:
- Deforestación del área donde estaba proyectada la
calzada.
- Explanación:
allanamiento del firme o del terreno.
- Delimitación del firme:
Se delimitaba la anchura de la calzada mediante la construcción de los
bordillos y que recorrían toda la longitud de la calzada.
- Cimentación: En el
espacio comprendido entre los bordillos, lo que será la calzada propiamente
dicha, se extendía piedra en bruto, denominada Herisson, creándose una capa
sólida y resistente para poder soportar el peso que por ella iba a discurrir
(tropas militares, carros de mercancías…). Esta capa de piedras en bruto evitaba
que la calzada sufriera daños o grietas que tuvieran que estar reparándose con
frecuencia.
- Capas intermedias: Sobre la capa de
cimentación se extendían un relleno de arena o grava, en una o varias capas que
iban disminuyendo su grosor según se ascendía hasta la más superficial.
Después de cada relleno se procedía al apisonado de cada una de las capas de
relleno de arena o grava.
- Capa de rodadura: Era
el revestimiento final de la superficie de la calzada preferiblemente
utilizando cantos rodados apisonados mezclados con arenas, para forma la capa
de rodadura. Se utilizaban también materiales de grano fino como zahorras
(áridos no triturados) o jabre (arena natural de granito). Este tipo de
rodadura permitía una suave circulación lo que suponía un ahorro al evitar
perjuicios o daños en las ruedas de carros de mercancías o en los herrajes de
los caballos y carros de combate utilizados por el ejército. En las ciudades o
vías importantes, las calzadas se adoquinaban o se disponían piedras talladas
de forma irregular.
Al igual que en la actualidad, las calzadas estaban marcadas por
hitos, denominados Piedras Miliares que delimitaban las distancias entre
hitos. Se ubicaban en los bordes de las calzadas de las vías públicas y
vecinales con el fin de que los viajeros y transeúntes pudieran ubicarse en el
punto donde se encontraban y supieran “el kilómetro” donde se hallaban para
determinar la distancia y el tiempo que les quedaba por recorrer. Se
denominaban Piedras Miliares porque solían colocarse cada milla, aunque esto no
era exactamente así, ya que en realidad lo que marcaban era la distancia hasta
el siguiente hito y no siempre coincidían cada milla.
Las calzadas romana serán un lugar peligroso. Cualquier viajero
que no fuera bien pertrechado o formando parte de una caravana grande era la
víctima perfecta de las bandas de salteadores y maleantes. De noche, no se
viajaba casi bajo ningún concepto, por lo que a lo largo del camino había
pequeños albergues, a veces con establos, para poder descansar del largo
camino. En torno a las calzadas se levantó una serie de alojamientos para
dar cobijo y comida al viajero, estos alojamientos estaban divididos en
diferentes categorías según la importancia del mismo.
Mutatio, eran paradas
que servían para descansar y prestar servicio a los animales empleados como
transporte. En ellas se cambiaban los caballos para tomar otros de refresco
mientras se aprovechaba también para reparar los vehículos o carros dañados
durante el viaje. También el viajero podía encontrar medicinas y veterinarios para
sus animales.
Caupona, eran como
postas donde el viajero podía descansar, dormir, comer y esparcirse para
relajarse después del agotamiento del viaje. Estos alojamientos estaban
destinados a personas de pocos recursos económicos, aunque había cauponas de
lujo (como las de la antigua Grecia), pero eran las menos. La caupona
estaba regentada por el Caupo.
Mansio, las mansio,
nombre que deriva del latín manere, significa “lugar donde pasar la noche
durante un viaje", eran paradas obligatorias para personas de grandes
recursos económicos que hacían sus viajes a las principales ciudades del
Imperio, por tanto, estaban ubicadas en las vías públicas. Eran mantenidas por
el Estado romano. Con el tiempo, estas mansio también alojaron a todo tipo de
viajeros.
Las mansió disponían de espacios para recepción, baños termales,
habitaciones, comedor, la cocina con su horno y su fragua, así como el granero
y los establos.
Tabernas, ubicadas en las
calzadas eran alojamientos de algo más calidad que las Cauponas, y servían como
alojamiento a los viajeros que tenían mayores recursos económicos.
Además de peligroso, viajar en la antigua Roma era también caro.
Sólo viajaba quien tenia buenos motivos para hacerlo, ya fueran económicos o,
más a menudo, militares. Un viaje largo por tierra en carruaje podía llegar a
costar del orden de un denario por kilómetro, equivalente a un sueldo de un día de trabajo.
En torno a las calzadas romanas estaba el servicio
postal del Imperio romano, denominado Cursus Publicus y por todo el
trayecto de la calzada habían capillas, templos denominados fanum.
Otro de los grandes avances surgidos en torno a las calzadas
romanas fue la publicación de itinerarios que servían para tener un control de
las rutas del Imperio.
El viajero romano concebía las distancias en concepto de tiempo,
de costes de desplazamiento y de accesibilidad a diversos servicios de su
territorio (mercado, administración, culto, seguridad). La accesibilidad
y movilidad se entiende como la capacidad de recibir y difundir
personas o mercancías, también pueden llegar a ser indicadores sintomáticos de
la importancia de un determinado núcleo de población o territorio.
La importancia de cada ciudad dependía del
nivel de accesibilidad, o sea el grado de centralidad dentro de la red respecto
al resto de ciudades.
Los condicionantes que confluían en la construcción de una
determinada infraestructura de transportes era:
- Localización de las poblaciones.
- El tamaño de las poblaciones.
- La geografía y topografía de la región a atravesar.
- Productos transportados.
- Consideración política y cultural.
Agrimensor |
La red de transportes romanas, en realidad, se adapta a una
serie de rutas ya existentes antes de la conquista en que se aprovechan los
puertos naturales y los principales valles.
La excepcional red de caminos permitía alcanzar
velocidades de 30 kilómetros al día para marchas a pie, velocidad que se
duplicaba cuando los que transitaban por el camino eran soldados trasladándose
de algún punto del imperio a otro o si se utilizaba algún vehículo tirado por
caballos, como un carruaje o un vagón. Se necesitaba al menos unos 15 días con
un transporte normal para viajeros (carruaje o a caballo) a una media de 3
Km/hora.
El correo del imperio, sobrepasaba esas velocidades. Circulando
durante las veinticuatro horas del día y cambiando de caballos en cada puesto
avanzado, podían llegar a una media verdaderamente enorme para la época: 250
kilómetros al día.
El hodómetro |
Viajar en la antigüedad era algo difícil, lento, caro y
peligroso. Para la inmensa mayoría de la población la vida transcurría
prácticamente en su totalidad en el espacio que podían cubrir a pie entre la
salida y la puesta del sol, lo que venían a ser como mucho unos treinta o
cuarenta kilómetros a la redonda del lugar donde uno vivía. Sólo los soldados,
comerciantes y otras gentes de mal vivir tenían la oportunidad de ver mundo,
pero al precio de pasarse meses, cuando no años, lejos de casa, si es que
tenían algo a lo que poder llamar así.