dijous, 6 de febrer del 2014

LA JOYERÍA EN EL MUNDO ROMANO


Escrito por Ana Santomé Estévez



 

Introducción: 

Tradicionalmente, la creación y decoración de joyas se viene considerando una arte menor; por este motivo tenemos poco conocimiento sobre esta disciplina. Por tanto, resulta interesante acercarnos al mundo de la joyería pues desde antiguo la posesión de estos objetos ha estado ligado a la pertenencia a un determinado status. Aunque fuese una proporción reducida de la sociedad, ciertos romanos conocieron el lujo a través del vestido, el perfume, los alimentos y, como no, la joyería; quizás la expresión universal de la suntuosidad.


Como en muchos otros temas, a la hora de analizar los adornos que utilizaban los romanos debemos  indicar que los estudios se refieren a las clases más pudientes. En este caso, la delimitación social tiene más sentido pues, a parte de que las fuentes normalmente hacen referencia a la población de mayor status, resulta lógico que sean los más acaudalados los que posean la mayor parte de las joyas.


Lugares de excepcionales condiciones como Pompeya resultan ser una excelente fuente para el conocimiento del mundo del adorno personal, especialmente en el I d.C. Ya en la segunda y tercera centurias los lugares que más información nos transmiten son las Islas Británicas y en el siglo IV son regiones como Algeria, Asia Menor, etc los que nos ofrecen más restos. Pero también contamos con fuentes escritas que aluden a los tipos de joyas que se portaban, su composición, su precio, las modas, etc. Además, las propias obras de arte como la pintura o las escultura nos pueden dar información sobre las costumbres en los adornos.


El campo de la joyería es difícil de delimitar puesto que si normalmente pensamos en objetos de adorno personal, lo cierto es que otros enseres fabricados con metales y piedras preciosas, como bandejas o espejos, se incluyen en el mundo de la joyería. De la misma forma, otros que se podrían insertar en este grupo, como las fibulae, no se consideran joyas a menos que esté realizadas en algún material suntuoso.

Las romanas y el lujo:
Tanto a hombres como a mujeres les gustaba rodearse de lujo y hacer uso de los materiales preciosos. Sin embargo, mientras que los hombres lo introducían en su vida general, como por ejemplo en la decoración de sus casas, eran las mujeres las únicas que portaban adornos, con la excepción de un anillo en el caso masculino. Tanto es así que no es extraño encontrarnos con testimonios de varones quejándose, quizás de forma exagerada, del uso desmesurado de joyas, ornamenta, por parte de sus mujeres.

Las matronas romanas iniciaban el día con su aseo y vestido. Lo primero que hacían era peinarse y maquillarse. El tercer paso consistía en colocarse su ingente cantidad de joyas: diademas, pendientes, brazaletes, collares,etc. Estas tareas no las hacían ellas mismas sino que precisaba de la ayuda de sus sufridoras esclavas, las ornatrices.

Pero su debilidad por el mundo de la joyería, en cierto momento, se vio sancionado. La promulgación de la Lex Oppia, en el contexto de las II Guerra Púnica, dio lugar a la prohibición de portar, entre otras cosas, cierta cantidad de joyas. Ante esta restricción las matronas no dudaron en movilizarse y concentrarse  en Roma para conseguir que se derogase, como finalmente se hizo.

Sus maridos no parecían entender esa afición, como en el caso de este fragmento del Satiricón de Petronio:
'Ya veis -dice- los perifollos con que cargan las mujeres y nosotros, como estúpidos las dejamos que nos desplumen […]' Para no ser menos, Centella, echando mano a un estuche de oro que llevaba colgado al cuello y que ella llamaba su 'buena estrella', sacó unos pendientes y, a su vez, los ofreció a la consideración de Fortunata: 'Son -dice- un regalo de mi señor marido; no hay otros mejores'. '¿Cómo? - salta Habinas - ¿No me habrás desangrado  para comprarte esas lentejuelas de cristal?.Desde luego, si yo tuviera una hija, le cortaría las orejitas. Si no hubiera mujeres lo tendríamos todo regalado [...]'
Petronio, II, 67, 6-11

Tipos de adornos:
Las mujeres romanas no solo llevaban las joyas fabricadas por los artesanos romanos sino que en muchas ocasiones estos productos provenían de intercambios y ventas de tal forma que estaban diseñados a la moda de sus lugares de origen. Por esta razón, mencionaremos aquellos adornos que podemos considerar típicamente 'romanos'; es decir, aquellos que se crean en los últimos años del siglo I. a.C  hasta el fin de la época romana.
 
-Bullae:
Este objeto era un colgante que portaban los niños pertenecientes a las familias senatoriales, ecuestres y patricias. Además de ser un adorno tenía un fuerte significado simbólico pues era utilizado con fines apotropaicos. Las bullae se llevaban hasta que se alcanzaba la edad adulta. Eran colgantes de forma más o menos circular que se componían por dos placas que contenían en su interior algún amuleto. Por extensión, los romanos denominaban bulla a cualquier objeto con una forma similar a este adorno. Podían estar fabricados de materiales como oro, bronce, marfil... y de  otros menos suntuosos como el cuero. Cuando el niño alcanzaba la edad adulta  se cree que dejaba la bulla junto con sus ropas en un ritual.

No fue una creación romana sino que era un adorno utilizado por los etruscos. Estos las fabricaban también en forma circular e incluso en forma de corazón y podían llegar a portar más de una a la vez. Los etruscos las solían decorar con motivos mitológicos, vegetales o retratos y los romanos, hasta el Alto Imperio, solían hacer lo mismo. Sin embargo, a partir del siglo II d.C ya nos podemos encontrar con bullae sin ornamentación. Al mismo tiempo se extiende su uso en los niños de condición libre e incluso se han encontrado bullae en tumbas de mujeres, quizás por estar consideradas personas débiles que necesitaban la ayuda y protección de este amuleto.

-Pendientes:
Una vez más nos encontramos con una gran diversidad en cuanto a clases de pendientes. Siguiendo la estela de la moda helenística en el este del imperio podemos advertir los sencillos pendientes en forma de aro con muy pocas modificaciones con respecto a los de momentos anteriores. En Egipto, esta tipología incluía formas de cabezas de animales y humanas. También había muchas variedades de pendientes conformados por un círculo del que cuelga una especie de gota o lágrima. Sin duda, no podemos olvidar, los conocidos crotalia, unos pendientes compuestos de varios colgantes suspendidos de una barra horizontal y que se encuentran  hasta el final del imperio.

-Diademas
Estos objetos no fueron especialmente abundantes en los tocadores de las romanas pero a juzgar por las evidencias arqueológicas parece que las pocas que hubo seguían la moda helenística.

-Monedas:
Aunque su fin no era ese, las monedas, después de un tiempo en circulación eran utilizadas como otra joya más. Estas tenían diversos usos: podían ser utilizadas como colgantes, pendientes, partes de anillos, fibulas, etc. Normalmente se escogían aquellas de emisión extraordinaria o que resultaban importantes a su portadora por el valor ideológico. Eran elementos de un valor excepcional pues, dependiendo del tipo de moneda y del uso de esta, la joya adquiría una mayor importancia y eran una indudable marca de prestigio y status social. Así, las fíbulas que están adornadas con monedas pasan de ser un objeto funcional a ser una verdadera joya.
Se han encontrado monedas en diversas épocas pero las evidencias arqueológicas nos indican que a partir del siglo III d.C.  este tipo de adorno se utilizó con mayor asiduidad.


-Anillos:
 Los anillos eran las únicas joyas que los hombres llevaban. En un prinicpio, solo portaban uno, generalmente con un sello, pero con el tiempo comenzaron a llevar más. También, en origen, estaban reservados para ciertas clases sociales como los senadores o los equites pero ya casi en el ocaso del imperio el resto de ciudadanos podían utilizarlos. Tenían muchos usos: desde anillos de compromiso hasta objetos portadores de llaves. Algunos podían estar adornoados con monedas o con retratos. Los anillos podían ser cerrados o abiertos. Dentro de estos últimos destacan los que tenían forma de serpiente y que bebían de la tradición helenística. A su vez, dentro de los cerrados destacan numerosas variedades: con varios anillos superpuestos, con piedras...
-Brazaletes:
Los brazaletes también presentan muchas variedades. Algunas de ellas son los brazaletes en forma de aro, otros como estes terminados en cabezas de animales, decorados con uno o varios nudos de Hércules, un motivo muy recurrente en la joyería romana. En el siglo III aparecen brazaletes con discos en el centro decorados con diferentes tipos de piedras preciosas En el siglo IV, encontramos, por ejemplo, brazaletes realizados con la técnica del opus interrasile, de la que hablaremos más adelante.

-Horquillas
Las romanas adornaban sus cabellos con horquillas de oro, plata, piedras precisosas,etc. Son muy numerosas las evidencias y en ellas podemos encontrar diferentes tipologías y subtipologías. Una clase de horquilla muy abundante es la que tiene forma de manos humanas. En determinados retratos se puede  observar su uso.

-Collares
Los collares podían contener elementos decorativos a lo largo de toda la pieza o solo en una parte. Algunos tenían uno o o varios colgantes mientras que otros no. Las cuentas podían ser de muy diferente tipo, destacando las realizadas en cristal de esmeralda o similares encontrados en gran cantidad en Pompeya. Algunos podían alternar entre las cuentas nudos de Hércules como los mencionados en los brazaletes.

La orfebrería:
El taller del orfebre.
En el mundo antiguo, es raro encontrarnos con sellos de talleres orfebres en las piezas que fabricaban, por lo tanto es difícil referirse a los talleres de forma individualizada. En el caso del Egipto romano y bizantino, tenemos más evidencias que nos llegan a través de los papiros conservados por las condiciones climáticas. En este lugar del imperio podemos conocer técnicas de fabricación, estilos, métodos de imitación, listas de joyas robadas o inlcuso referencias a quejas de clientes. Sin embargo, en la epigrafía, especialmente en inscripciones fúnebres, podemos observar numerosas referencias a artesanos joyeros.

El mundo de la joyería era muy amplio y no existía la figura del artesano que podía fabricar cualquier adorno: según el material empleado y el tipo de joya nos vamos a encontrar con diferentes especialistas. Sin embargo, de modo general, hablaremos del orfebre. Los talleres estaban compuestos de orfebres y un patrón, que habitualmente heredaba el oficio y el local del padre. También podían trabajar en él esclavos y, en algunos casos, hasta los libertos podían formar su propio taller. Además de este artesano asentado en un determinado lugar, en el mundo antiguo, existe la figura del orfebre itinerante, que iría de ciudad en ciudad dependiendo de la demanda de sus servicios. Se han encontrado algunas inscripciones que hacen referencia a la existencia de gremios, tanto de orbebres como de plateros, creadas según la tradición por Numa Pompilo y que tenían como fin regular la producción.

Una pequeña parte de estos artesanos podía adquirir gran fama y riqueza por sus trabajos pero la inmensa mayoría se mantenía en el anonimato y tenía un nivel de vida similar a otros trabajadores. El reciclaje de los materiales es un aspecto clave en este oficio pues muy rara vez se realizaban piezas a partir de materiales nuevos. Era muy común que el propio cliente le proporcionase los metales preciosos que el artesano necesitaba normalmente en forma de monedas, objetos que ya estaban muy dañados o chatarra. En caso de que no se recurriese a la reutilización de materiales, era el  cliente el que daba dinero al orfebre para que este pudiese conseguir la materia prima.

Solo los orfebres que trabajasen para un templo tenían un trabajo a tiempo completo; el resto de artesanos cobrarían una tasa por el tiempo empleado en la elaboración del objeto que dependería del peso de la pieza y de su complejidad. De este modo, podemos deducir que la mayoría de los orfebres no tenían un stock habitual; sin embargo, en el caso de los plateros esto no sucedia así, o ocurría en menor medida, pues como la plata tenía un menor precio los artesanos se podían permitir acumular piezas.

Además de estos artesanos también existían otros que se dedicaban a hacer piezas de imitación, pues la joyería atraía a todas las clases sociales.



Técnicas:
Para hablar de joyería propiamente romana tenemos que centrarnos en el período que va desde el 27 a.C., hasta finales del siglo IV. En los orígenes de la producción joyera, desde el 700 a.C hasta el 250 a. C, aproximadamente, el estilo seguido se basaba en la tradiciónn etrusca. Desde el fin de esta etapa hasta el inicio de la romana el estilo que imperaba era el helenístico, aunque también seguía teniendo influencias del etrusco.

 Existían diversas técnicas que era comunes a otras culturas como el batido, para hacer láminas de metal, o moldeado, para obtener una pieza con una forma concreta, por ejemplo. Pero también había otros procedimientos para decorar propiamente el objeto, como el repujado, la estampación o el grabado. La filigrana o el granulado, otras métodos habituales, consisten en soldar finos hilos de metal o de esferas, respectivamente.

El cortado era muy característico de la artesanía romana; con esta técnica se realizaban vacíos en la pieza con diversas formas. Con el tiempo la técnica fue mejorando hasta dar lugar al opus interrasile mencionada por primera vez por Plinio el Viejo en el siglo I d.C. Ahora con un taladro se perforaba la superficie por el reverso para después retocarla en el anverso con la ayuda de un cincel. Sin duda, esta es una de las técnicas más importantes de la joyería romana, muy presente en el arte bizantino y que se fue modificando y mejorando con el tiempo.


Materiales:
Sería muy extenso tratar de describir cuáles eran los materiales utilizados en la realización de las joyas ya que había una gran variedad. Así, mencionaremos los más comunes.

-Oro:
El oro era muy apreciado en la Antigüedad, no solo por los romanos, y debido a su naturaleza podemos conservar aun hoy en día piezas elaboradas por aquel entonces. Sin embargo, el propio valor del material   hace que los objetos que se fabriquen con él se hereden, reutilicen, refundan, etc. Las principales fuentes de extracción, ya que Roma no era rica en este material, fueron los Balcanes, la actual Austria, Hispania (desde las Guerras Púnicas), Britania y Egipto, que abasteció a varias culturas antiguas. En origen, Roma tenía reservado el oro para premiar la virtus militar y en general, los adornos del resto de la población eran de hierro. Sin embargo, con el tiempo se producen cambios y la existencia de una mayor cantidad de oro hace que las joyas se empiezan a fabricar con este material. Muchos emperadores lo tendrán muy presente en su entorno: en joyas, vajillas, ropas, mobiliario,etc.

-Plata:
Fue un material muy apreciado pero debido a sus características no es fácil hayar hoy en día restos. Por este motivo, se cree que las escasas evidencias no se deben a una pequeña producción sino a su conservación. Las  principales fuentes de extracción se encontraban en Hispania, Sardinia y sobre todo Asia Menor. No tenía tanta importancia como el oro y, por lo tanto, era más asequible para la población.

-Perlas:
Estaban extraordinariamente consideradas, entre otras cosas por la dificultad de su recolección, y su demanada era muy alta. Al parecer, aunque se conocían desde antes, fue Agustó quien difundió el gusto por las perlas, margaritae, tras su enfrentamiento con Cleopatra. Las perlas tenían tras de sí toda una 'industria' par su explotación: desde su recolección, bueceando, hasta la venta en las ciudades, pasando por las distintas redes de comercio. Sus artesanos, los margaritarii, se dedicaban en exclusiva a su trabajo, al contrario que otros artesanos, que a veces podían usar diferentes materiales.

-Piedras preciosas:
El uso de estos materiales podía ser solo o acompañando a otros como la plata y el oro. Además de sus propiedades decorativas las piedras eran utilizadas por sus propiedades mágicas, pues cada una tenía una diferente. En el mundo romano las más empleadas fueron los diamnates, zafiros, topacios, aguamarinas, esmeraldas, ágatas, etc. Era muy habitual que las piedras se tallasen y, de hecho, la glíptica antigua alcanzó su mayor desarrollo en Roma.



Conclusión:
El mundo de la joyería es extremadamente amplio ya que estamos tratando un tema que depende de modas que varían en el tiempo y en el espacio, que en el caso de la civilización romana, son muy amplios. Pese a que podemos destacar ciertas técnicas y modelos de objetos, la joyería romana no destacó demasiado dentro del mundo antiguo, y gran parte de su historia se vio influenciada por los procedimientos y estilos de otros pueblos. Sin embargo, los romanos fueron quizás los que más apreciaron la joyería y todo lo relacionado con el oficio: los orfebres dejaron de ser anónimos y sus productos eran elementos esenciales para indicar la categoría social de los individuos.


Bibliografía:
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-SZILAGYI, M, 'Late Roman bullae and amulet capsules in Panonia', Annual of Medieval Studies at CEU, vol 11, 2005, pp 9-27.