Estrico por Laura Díaz López
Mercurio - Príapo - Museo Arqueológico de Nápoles |
Nos referimos por “léxico erótico latino” al vocabulario
grosero, soez, impúdico y/u obsceno del latín y a su utilización. Este tipo de
vocabulario consistía principalmente en palabras escatológicas y sexuales
procedentes del llamado “latín vulgar”: un idioma vivo, en constante evolución,
inclinado a la adopción de greicismos y germanismos y propio de las clases
bajas y populares del Imperio. Se diferenciaría así del denominado “latín
culto” o “latín clásico”, con el que conviviría durante siglos, un idioma mucho
menos flexible, más estandarizado y regulado, y menos permeable a influencias
lingüísticas externas, propio de las clases aristocráticas y círculos cultos,
que sería, al contrario que el “latín vulgar”, utilizado profusamente en la
literatura y sobre todo en la administración.
Esta diferenciación entre latín clásico y latín vulgar
supondría la existencia al mismo tiempo de dos palabras distintas para designar
un mismo objeto tales como sidus (latin culto) y stella (latín vulgar) para “estrella”, os y bucca para “boca”, cruor y sanguen para “sangre”, domus y casa para “casa”, o pulcher y bellus para “bello”, y equus y caballus para “caballo”. Sin embargo, dado el carácter poco
refinado, informal, soez y grosero de las palabras que componen el léxico
erótico del latín vulgar las mismas carecen de un equivalente en el latín
clásico, por lo que es necesario recurrir a los escasos registros escritos del
latín vulgar existentes para poder reconstruir dicho léxico. Estas fuentes son:
-Los poetas satíricos, particularmente Cayo Valerio
Catulo y Marco Valerio Marcial.
-Los anónimos Priapeos.
-La novela Satiricon, de Petronio.
-Epistulae ad Familiares (Cartas a familiares y amigos) de Marco Tulio Cicerón,
que versan sobre las groserías latinas, y confirma la condición de profanas y
obscenas de muchas palabras
-Varios textos medicinales o veterinarios, los cuales
utilizan esas palabras como parte de su vocabulario técnico, donde no eran
consideradas obscenas sino simplemente argot.
-Grafitos preservados de época romana, entre los que
destacan los provenientes de Pompeya y Herculano.
Puesto que considero que todas estas fuentes son bastante
conocidas, con excepción de los textos médico-veterinarios y los denominados Priapeos, me centraré en
estos últimos antes de presentar el glosario de términos que componen el léxico
erótico latino reconstruido gracias a la totalidad de los anteriormente
mencionados registros escritos.
Tú, que te dispones a leer las desvergonzadas
burlas de estos poemas sin pulir, desarruga ese severo ceño que iba bien al
viejo Lacio. No habita en este templo la hermana de Febo, ni Vesta; tampoco la
diosa nacida de la cabeza de su padre, sino el guardían de los jardines pintado
de minio, de descomunal polla, que muestra totalmente al descubierto su
entrepierna. Por ellos, o cubre con la túnica tus partes pudendas o lee estos
poemas con los mismos ojos con los que las miras (Príapeo I)
Lejos de aquí las castas
matronas: es vergonzoso que leáis impúdicos versos. Eso les importa un comino y
se vienen derechas. Sin duda las matronas se regodean contemplando a gusto una
buena polla (Priapeo VII)
Príapo - Casa de los Vitti - Pompeya |
Príapo fue en origen un dios frigio de la fertilidad de
marcado carácter agrario, proveniente de Asia Menor, del que se tiene
constancia desde el siglo VI a.C. Su culto se difundió rápidamente por todo el
mundo helenístico junto a la religión dionisíaca, llegando a Italia hacia el
siglo III a.C. como una deidad beneficiosa para la fertilidad de los campos.
Representado con enormes genitales, Príapo se convirtió en protector de
jardines, viñedos y huertos, sirviendo sus estatuas tanto de espantapájaros
como de guardían y señal de advertencia para los ladrones de huertas y campos.
Ten cuidado no te coja. No te castigaré, si te
cojo, a garrotazos, ni te produciré crueles heridas con la curva hoz:
atravesado con mi verga descomunal, quedarás tan estirado que no creeras que tu culo tenga rugosidad alguna
(Priapeo XI)
Si a robar viniesen una mujer,
un hombre o un muchacho, que aquella presente su coño, aquel su boca, éste sus nalgas (Priapeo XXII)
A ti, que tienes malas intenciones y difícilmente
aguantas sin robar del huerto, te daré por culo con mi falo descomunal y si no
da buen resultado este castigo, tan duro y penoso, tentaré otro agujero más
alto (Priapeo XXVIII)
Príapo, asi mismo, fue considerado patrón de las personas
necesitadas de buena suerte, en especial de aquellas que buscaban satisfación
sexual, y se creía que su presencia evitaba el mal de ojo. Estas dos
características suyas, junto a las de divinidad de la fertilidad de los campos
y de fecundidad de los hombres y los animales, las debe Príapo a su
característica física más conocida: su gran falo en erección.
En la Antigua Roma, el falo, que podía encontrarse
representado en cualquier parte, desde negocios a casas particulares y
edificios públicos, pasando por objetos de la vida cotidiana -en lámparillas de
aceite, amuletos, estatuillas, los tintinnabula, con función similar a los modernos “atrapasueños”...-
no tenía ninguna connotación erótica, sino por el contrario era objeto de culto
como personificación del dios Fascinus. Asociado a la fertilidad del ser humano y, por
extensión, del campo, se convirtió así en un símbolo de felicidad y de riqueza,
además de en poderoso amuleto para atraérlas.
Tintinnabula |
Así mismo, la exhibición o presencia de un falo se
consideraba una forma de protección contra mal de ojo, entendiéndose éste como
la influencia perniciosa que una persona ejerce contra otra sin tener necesidad
de recurrir a ninguna ceremonio o fórmula mágica, sino solo con la mirada. Para
evitar el mal de ojo, por tanto, era necesario, que la persona que pretendía
perjudicarnos apartara la vista de nosotros de inmediato. Para lograrlo, podía
mostrársele un objeto insólito, extravagante y ridículo, para que, al centrar
su mirada en éste, la apartase de su víctima, quién eludía así el mal de ojo.
Las estatuas de Príapo, pues, cumplían la misión de ahuyentar, combatir y proteger
el mal de ojo gracias a su enorme falo, pero también a otro motivo: toscamente
talladas, de tamaño y miembros bastante desproporcionados, con un pene de gran
tamaño en erección, estaban pensadas para provocar la risa -un remedio, por
otra parte, también útil para repeler los malos espíritus-.
¿De qué te ries, estúpida muchacha? No me hizo
Praxíteles, ni Escopas, ni me pulió la mano de Fidias, sino que un campesino
desbastó un informe leño y me dijo: “Sé Príapo”. Sin embargo, tú me miras y te
ríes. Sin duda te parece salada esta columna que se yergue rígida en mis ingles
(Priapeo X)
La iconografía asociada a Príapo, por consiguiente, se
mueve de forma humorística entre lo sagrado y lo grotesco, ya que fuera de su
papel como divinidad protectora de los campos y de la veneración que recibía
como tal de los campesinos, era fuente de bromas y burlas de carácter
apotropaico por los habitantes de las ciudades, quienes hacían especial incapié
en sus elementos más obscenos del dios y de su culto. Y es de ahí donde nacen
los denominados Priapeos.
Cierta mujer, más vieja que la madre de Héctor,
hermana, según creo, de la Sibila de Cumas y de la misma edad que Hécale, a la
que Teseo, a su regreso, encontró en la pira funeraria, suele venir aquí con
renqueante paso y alzando al cielo sus arrugadas manos, pide que nunca le falte
una verga. Mientras me suplica así ayer, escupió uno de sus tres dientes.
“Llévatelo lejos”, le dije, “y deja que permanezca oculto bajo tu túnica
andrajosa y tu roja estola, como debe siempre de ser, y que tema la luz del día
ese miembro indecente, maliciento, de tan enorme apertura y de prominente nariz
pilosa, que tomarías por Epicuro en enorme bostezo” (Priapeo XII)
Para entender por que ves empapada la parte que me
acredita como Príapo, debes saber que no es rocío ni escarcha, sino lo que
brota por si solo cuando pienso en una lasciva muchacha (Priapeo IIL)
¿Es que no es una polla bien larga, es que no es
bien gorda? ¿No crees que pueda crecer si la meneas? ¡Ay, mísero de mí! Su
dimensión engaña a las impacientes mozuelas. (Priapeo LXXX)
Falo en la muralla de Emporiae |
Los Priapeos son una colección de poemas latinos cortos de carácter
erótico-festivo en forma de epigramas en los que Príapo habla en primera
persona o bien toma la palabra un devoto del dios. Fijados por lo general en
las estatuas de madera del dios, cuenta con antecendentes en la literatura
griega con autores como Leónidas de Tarento o Euforión, que se consideran los
inventores de este género.
Sin embargo, la mayoría de los priapeos latinos son de
autor desconocido. Sus primeras ediciones, en el siglo XVI, atribuían su
autoría al poeta Virgilio y los incluían dentro de sus obras, a pesar de que no
hay ningún indicio a favor de esta suposición. Un siglo antes, Angelo Poliziano
atribuyó los Príapeos a Ovidio. Tres
siglos después, se consideró a Domicio Marso como su autor.
Hoy en día, sin embargo, se considera que los Priapeos no son obra de un
único poeta, sino que son mas bién el resultado de un trabajo colectivo por
parte del grupo de autores que formaban parte del círculo de C. Cilnio Mecenas.
Consejo y amigo íntimo del posterior emperador Augusto, Mecenas fue famoso por
su papel como impulsor y defensor de las artes y las letras -a lo que ayudó su
gran fortuna-, y por el apoyo y protección que mostró como tal a jóvenes poetas
de la talla de Horacio -a quién descubrió-, Virgilio -quién le dedicaría las Geórgicas-, Propercio, Ovidio,
Lucio Vario Rufo, Plocio Tucca, Cayo Valgio Rufo o Domicio Marso.
Se cree que estos autores solían reunirse en los Jardines
de Mecenas, en su villa del Esquilino, y, en ocasiones, se divertían
escribiendo versos obsecenos cerca de alguna estatua o templete dedicado a
Príapo dentro de la residencia de su patrón, versos que serían el germen de lo
que hoy conocemos como Priapeos. Catulo, Tibulo, o Helvio Cinna, también se
acreditarán con una participación en la obra. Más tade, Marcial y Petronio
añaden algunos epigramas imitativos, y, finalmente, el conjunto sería recogido
en un único volumen por el autor de los versos de apertura.
En total, se trata de un total de 80 poemas, de extensión
y verso bastante diverso, y de atribución más que problemática, a pesar de los
diferentes intentos por parte de especialistas modernos para dar a cada uno de
estos Príapeo el nombre de un autor concreto. Ni siquiera el Priapeo XIX en el
que se menciona a “la trotacalles Teletusa”, quizás la misma puella gaditana mencionada en tres
de los epigramas de Marcial (VIII 51; VI 71; XIV 203), puede atribuirse con
toda seguridad al poeta de Bilbilis.
Hymenaeus travestido durante sacrifico a Príapo - Nicolas Poussin |
Otra pregunta difícil de responder es a qué publico
estaban destinados los Priapeos. A pesar de usar muchos rasgos del latin vulgar, conservan
en buena medida la elegancia de la poesía culta augústea. Así mismo, las
referencias a dioses, héroes y costumbres en una gran parte de estos epigramas
eran de conocimientos común; sin embargo, hay otras referencias menos usuales,
que hacen pensar en un público instruído, tal como la alusión a la Hécale de Calímaco en el número XII, aunque el
recurso a un lenguaje soez tendente a burlarse de lo divino y lo humano, rebate
nuevamente esta afirmación.
Posiblemente, dado que todos y cada uno de los Priapeos carecen de autor
conocido, a pesar de la importancia de los escritores a los cuales se
atribuyen, esos epigramas fueron creados por miembros del círculo de Mecenas
exclusivamente para su diversión, y nunca buscaron su difusión ni tampoco
publicación, la cual se dio más tarde a consecuencia de la fama alcanzada por
sus creadores.
Léxico erótico latino
Acariciar: blandiri
-Caricia: blandita
Amante, adúltera, amiga (fem.): moecha, amica, puella, pallaca
Amante, adúltero, amigo (mas.): moechus, vir, maritus
-Cometer adulterio: moechari
Besar: basiare,
dare basia
-Besos: basia
Burdel, prostíbulo, lupanar: prostibulum, lupanar, fornex, lustrum
-Frecuentar burdeles: lustrari
Castrar: caedere
-Eunuco, castrado: eunucus, spado, Gallus
Clítoris: crista,
landica
Coito, cópula, polvo: coitus, concubitus, opus,
amplexus, fututio, confutatio, opus laterum, Venus
Coño, vulva, vagina, sexo femenino: Cunnus, vulva, inguinis fossas, Venus, hortus Veneris (huerto de Venus), media puella, pulpa, uterus,
vagina, specus (agujero, cueva)
-Lamer el coño, hacer un cunnilungus: lingere cunnum, lambere cunnum, cunnilungus
-Raja inguinal, sexo rajado: inguem lacerum
Culo: culus, clunis
-Nalgas: nates
-Culo (y ano): podex
-Dar por culo, sodomizar: paedicare, dividere,
percidere, caedere, laxare, excavare, scindere, dare, fodere, perforare
-Ser sodomizado: patere
-El que da por culo: paedicator
-El que recibe: pathicus
-Presentar el culo: paedicari
-Cagar una polla: mentulum cacare
Erección: tentus
-Tener una erección: ridigam habere
-Ponerse tiesa, levantarse: rigere, surgere
-Ponerse dura: arrigere, tendere
-Estar erecto: paratus
-Tieso como una lanza: monobelus
-Polla tiesa, en erección: rigida mentula
Estar húmeda, caliente, cachonda (fem.): humida
Estar muy excitado, caliente, cachondo (mas.): prurire, crissare, perpruriscere, sollicitare
-Excitación, ardor sexual: prurigo, tentigo, Venus Eyaculación: destillatio
-Eyacular, correrse: eiculari, properare, frui, gaudere
-Hacer correrse a un hombre: exhumare
-Semen: muccus, semen
Felación, mamada: fellatio
-Darla a chupar: irrumare
-El que la da a chupar: irrumator
-El que la chupa: fellator
-La que la chupa: fellatrix
-Buscar la boca: petere summam
-Mamarla, chuparla, hacer una mamada: fellare, lambere, lingere
-Meterla en la boca: irrumatio
Follador: fututor
Folladora: fututrix
Follar, joder, echar un polvo: futuere, fornicare, fricare,
terere, chalare, libidinor, copulari, glubere, radere, nosse, iacere
-Acostarse: cubare, concubere
-Cepillarse: dedolare
-Entregarse (fem.): dare
-Follar (fem.), ser jodida, follada: futui
-Pasarse por la piedra: perdepsere
-Poseer (mas.): tenere
Homosexual, maricón (peyorativo): cinaedus, turturilla, mollis,
draucus, effeminatus, semivir
Lesbiana: tribas
Masturbarse: tractare, fricare, sollicitare, tangere
-Hacerse una paja: facere soloecismum
Orgasmo: Venus, fructus Veneris, summa
voluptas, gaudia Veneris, summa Veneris
Pecho,
teta: mamma, sinus, pectus
-Pezón: pisso
Pederasta: paedico
Pene, polla, cipote, verga: mentula, penis, verga, vasculum, membrum, lumbus, nervus, virilia,
fascinum, genitale, cauda, Venus, columna, inguen, inguina, sicula, muto,
mutino, pubes, hasta, veretrum, vomer, virga
-Tórtola (forma cursi): turtur
-“Pito”: pipinna
-Polla pequeñita: peniculus
Puta, prostituta, ramera: meretrix, scortum, prostituta, lupa, prostibulum, diobolaris, togata,
cunnus
-Puta de la Subura (=barata): suburana
-Mujerzuela: mulierculum
-Putilla: scortilum
Puto, prostituto: prostitutus, puer
Testículos, cojones, huevos: testes, testiculi, colei,
cullei, pare, curvi lumbi
-(Bolsa): follis,
scrotum
Violar: mollere,
subigere, invadere, violare, trusare
Bibliografía:
-Anónimo: Priapeos,
Grafitos Amatorios Pompeyanos, Velada de la fiesta de Venus, etc. (trad. E. Montero Cartele), Madrid, 1981
-Montero
Cartele, Enrique: El Latín Erótico, Sevilla, 1991
-Robert, Jean-Nöel: Eros romano. Sexo y moral en la Roma antigua, Madrid, 1999
-Rodríguez Adrados, Francisco: El cuento erótico, latino e indio, Madrid, 1993
-Segura Ramos, Bartolomé: Antología
de Poesía Erótica Latina, Sevilla, 1989