dissabte, 5 de setembre del 2015

LOS "PRIAPEOS" Y EL LÉXICO ERÓTICO LATINO


Estrico por Laura Díaz López

Mercurio - Príapo - Museo Arqueológico de Nápoles

Nos referimos por “léxico erótico latino” al vocabulario grosero, soez, impúdico y/u obsceno del latín y a su utilización. Este tipo de vocabulario consistía principalmente en palabras escatológicas y sexuales procedentes del llamado “latín vulgar”: un idioma vivo, en constante evolución, inclinado a la adopción de greicismos y germanismos y propio de las clases bajas y populares del Imperio. Se diferenciaría así del denominado “latín culto” o “latín clásico”, con el que conviviría durante siglos, un idioma mucho menos flexible, más estandarizado y regulado, y menos permeable a influencias lingüísticas externas, propio de las clases aristocráticas y círculos cultos, que sería, al contrario que el “latín vulgar”, utilizado profusamente en la literatura y sobre todo en la administración.
Esta diferenciación entre latín clásico y latín vulgar supondría la existencia al mismo tiempo de dos palabras distintas para designar un mismo objeto tales como sidus (latin culto) y stella (latín vulgar) para “estrella”, os y bucca para “boca”, cruor y sanguen para “sangre”, domus y casa para “casa”, o pulcher y bellus para “bello”, y equus y caballus para “caballo”. Sin embargo, dado el carácter poco refinado, informal, soez y grosero de las palabras que componen el léxico erótico del latín vulgar las mismas carecen de un equivalente en el latín clásico, por lo que es necesario recurrir a los escasos registros escritos del latín vulgar existentes para poder reconstruir dicho léxico. Estas fuentes son:
-Los poetas satíricos, particularmente Cayo Valerio Catulo y Marco Valerio Marcial.
-Los anónimos Priapeos.
-La novela Satiricon, de Petronio.
-Epistulae ad Familiares (Cartas a familiares y amigos) de Marco Tulio Cicerón, que versan sobre las groserías latinas, y confirma la condición de profanas y obscenas de muchas palabras
-Varios textos medicinales o veterinarios, los cuales utilizan esas palabras como parte de su vocabulario técnico, donde no eran consideradas obscenas sino simplemente argot.
-Grafitos preservados de época romana, entre los que destacan los provenientes de Pompeya y Herculano.
Puesto que considero que todas estas fuentes son bastante conocidas, con excepción de los textos médico-veterinarios y los denominados Priapeos, me centraré en estos últimos antes de presentar el glosario de términos que componen el léxico erótico latino reconstruido gracias a la totalidad de los anteriormente mencionados registros escritos.
Tú, que te dispones a leer las desvergonzadas burlas de estos poemas sin pulir, desarruga ese severo ceño que iba bien al viejo Lacio. No habita en este templo la hermana de Febo, ni Vesta; tampoco la diosa nacida de la cabeza de su padre, sino el guardían de los jardines pintado de minio, de descomunal polla, que muestra totalmente al descubierto su entrepierna. Por ellos, o cubre con la túnica tus partes pudendas o lee estos poemas con los mismos ojos con los que las miras (Príapeo I)

Lejos de aquí las castas matronas: es vergonzoso que leáis impúdicos versos. Eso les importa un comino y se vienen derechas. Sin duda las matronas se regodean contemplando a gusto una buena polla (Priapeo VII)
Príapo - Casa de los Vitti - Pompeya


Príapo fue en origen un dios frigio de la fertilidad de marcado carácter agrario, proveniente de Asia Menor, del que se tiene constancia desde el siglo VI a.C. Su culto se difundió rápidamente por todo el mundo helenístico junto a la religión dionisíaca, llegando a Italia hacia el siglo III a.C. como una deidad beneficiosa para la fertilidad de los campos. Representado con enormes genitales, Príapo se convirtió en protector de jardines, viñedos y huertos, sirviendo sus estatuas tanto de espantapájaros como de guardían y señal de advertencia para los ladrones de huertas y campos.

Ten cuidado no te coja. No te castigaré, si te cojo, a garrotazos, ni te produciré crueles heridas con la curva hoz: atravesado con mi verga descomunal, quedarás tan estirado que no creeras que tu culo tenga rugosidad alguna
(Priapeo XI)

Si a robar viniesen una mujer, un hombre o un muchacho, que aquella presente su coño, aquel su boca, éste sus nalgas (Priapeo XXII)
A ti, que tienes malas intenciones y difícilmente aguantas sin robar del huerto, te daré por culo con mi falo descomunal y si no da buen resultado este castigo, tan duro y penoso, tentaré otro agujero más alto (Priapeo XXVIII)
Príapo, asi mismo, fue considerado patrón de las personas necesitadas de buena suerte, en especial de aquellas que buscaban satisfación sexual, y se creía que su presencia evitaba el mal de ojo. Estas dos características suyas, junto a las de divinidad de la fertilidad de los campos y de fecundidad de los hombres y los animales, las debe Príapo a su característica física más conocida: su gran falo en erección.
En la Antigua Roma, el falo, que podía encontrarse representado en cualquier parte, desde negocios a casas particulares y edificios públicos, pasando por objetos de la vida cotidiana -en lámparillas de aceite, amuletos, estatuillas, los tintinnabula, con función similar a los modernos “atrapasueños”...- no tenía ninguna connotación erótica, sino por el contrario era objeto de culto como personificación del dios Fascinus. Asociado a la fertilidad del ser humano y, por extensión, del campo, se convirtió así en un símbolo de felicidad y de riqueza, además de en poderoso amuleto para atraérlas.
Tintinnabula
Así mismo, la exhibición o presencia de un falo se consideraba una forma de protección contra mal de ojo, entendiéndose éste como la influencia perniciosa que una persona ejerce contra otra sin tener necesidad de recurrir a ninguna ceremonio o fórmula mágica, sino solo con la mirada. Para evitar el mal de ojo, por tanto, era necesario, que la persona que pretendía perjudicarnos apartara la vista de nosotros de inmediato. Para lograrlo, podía mostrársele un objeto insólito, extravagante y ridículo, para que, al centrar su mirada en éste, la apartase de su víctima, quién eludía así el mal de ojo. Las estatuas de Príapo, pues, cumplían la misión de ahuyentar, combatir y proteger el mal de ojo gracias a su enorme falo, pero también a otro motivo: toscamente talladas, de tamaño y miembros bastante desproporcionados, con un pene de gran tamaño en erección, estaban pensadas para provocar la risa -un remedio, por otra parte, también útil para repeler los malos espíritus-.
¿De qué te ries, estúpida muchacha? No me hizo Praxíteles, ni Escopas, ni me pulió la mano de Fidias, sino que un campesino desbastó un informe leño y me dijo: “Sé Príapo”. Sin embargo, tú me miras y te ríes. Sin duda te parece salada esta columna que se yergue rígida en mis ingles (Priapeo X)
La iconografía asociada a Príapo, por consiguiente, se mueve de forma humorística entre lo sagrado y lo grotesco, ya que fuera de su papel como divinidad protectora de los campos y de la veneración que recibía como tal de los campesinos, era fuente de bromas y burlas de carácter apotropaico por los habitantes de las ciudades, quienes hacían especial incapié en sus elementos más obscenos del dios y de su culto. Y es de ahí donde nacen los denominados Priapeos.
Cierta mujer, más vieja que la madre de Héctor, hermana, según creo, de la Sibila de Cumas y de la misma edad que Hécale, a la que Teseo, a su regreso, encontró en la pira funeraria, suele venir aquí con renqueante paso y alzando al cielo sus arrugadas manos, pide que nunca le falte una verga. Mientras me suplica así ayer, escupió uno de sus tres dientes. “Llévatelo lejos”, le dije, “y deja que permanezca oculto bajo tu túnica andrajosa y tu roja estola, como debe siempre de ser, y que tema la luz del día ese miembro indecente, maliciento, de tan enorme apertura y de prominente nariz pilosa, que tomarías por Epicuro en enorme bostezo” (Priapeo XII)
Para entender por que ves empapada la parte que me acredita como Príapo, debes saber que no es rocío ni escarcha, sino lo que brota por si solo cuando pienso en una lasciva muchacha (Priapeo IIL)
¿Es que no es una polla bien larga, es que no es bien gorda? ¿No crees que pueda crecer si la meneas? ¡Ay, mísero de mí! Su dimensión engaña a las impacientes mozuelas. (Priapeo LXXX)
Falo en la muralla de Emporiae
Los Priapeos son una colección de poemas latinos cortos de carácter erótico-festivo en forma de epigramas en los que Príapo habla en primera persona o bien toma la palabra un devoto del dios. Fijados por lo general en las estatuas de madera del dios, cuenta con antecendentes en la literatura griega con autores como Leónidas de Tarento o Euforión, que se consideran los inventores de este género.
Sin embargo, la mayoría de los priapeos latinos son de autor desconocido. Sus primeras ediciones, en el siglo XVI, atribuían su autoría al poeta Virgilio y los incluían dentro de sus obras, a pesar de que no hay ningún indicio a favor de esta suposición. Un siglo antes, Angelo Poliziano atribuyó los Príapeos a Ovidio. Tres siglos después, se consideró a Domicio Marso como su autor.
Hoy en día, sin embargo, se considera que los Priapeos no son obra de un único poeta, sino que son mas bién el resultado de un trabajo colectivo por parte del grupo de autores que formaban parte del círculo de C. Cilnio Mecenas. Consejo y amigo íntimo del posterior emperador Augusto, Mecenas fue famoso por su papel como impulsor y defensor de las artes y las letras -a lo que ayudó su gran fortuna-, y por el apoyo y protección que mostró como tal a jóvenes poetas de la talla de Horacio -a quién descubrió-, Virgilio -quién le dedicaría las Geórgicas-, Propercio, Ovidio, Lucio Vario Rufo, Plocio Tucca, Cayo Valgio Rufo o Domicio Marso.
Se cree que estos autores solían reunirse en los Jardines de Mecenas, en su villa del Esquilino, y, en ocasiones, se divertían escribiendo versos obsecenos cerca de alguna estatua o templete dedicado a Príapo dentro de la residencia de su patrón, versos que serían el germen de lo que hoy conocemos como Priapeos. Catulo, Tibulo, o Helvio Cinna, también se acreditarán con una participación en la obra. Más tade, Marcial y Petronio añaden algunos epigramas imitativos, y, finalmente, el conjunto sería recogido en un único volumen por el autor de los versos de apertura.
En total, se trata de un total de 80 poemas, de extensión y verso bastante diverso, y de atribución más que problemática, a pesar de los diferentes intentos por parte de especialistas modernos para dar a cada uno de estos Príapeo el nombre de un autor concreto. Ni siquiera el Priapeo XIX en el que se menciona a “la trotacalles Teletusa”, quizás la misma puella gaditana mencionada en tres de los epigramas de Marcial (VIII 51; VI 71; XIV 203), puede atribuirse con toda seguridad al poeta de Bilbilis.
Hymenaeus travestido durante sacrifico a Príapo - Nicolas Poussin

Otra pregunta difícil de responder es a qué publico estaban destinados los Priapeos. A pesar de usar muchos rasgos del latin vulgar, conservan en buena medida la elegancia de la poesía culta augústea. Así mismo, las referencias a dioses, héroes y costumbres en una gran parte de estos epigramas eran de conocimientos común; sin embargo, hay otras referencias menos usuales, que hacen pensar en un público instruído, tal como la alusión a la Hécale de Calímaco en el número XII, aunque el recurso a un lenguaje soez tendente a burlarse de lo divino y lo humano, rebate nuevamente esta afirmación.
Posiblemente, dado que todos y cada uno de los Priapeos carecen de autor conocido, a pesar de la importancia de los escritores a los cuales se atribuyen, esos epigramas fueron creados por miembros del círculo de Mecenas exclusivamente para su diversión, y nunca buscaron su difusión ni tampoco publicación, la cual se dio más tarde a consecuencia de la fama alcanzada por sus creadores.

Léxico erótico latino

Acariciar: blandiri 
     -Caricia: blandita
Amante, adúltera, amiga (fem.): moecha, amica, puella, pallaca 
Amante, adúltero, amigo (mas.): moechus, vir, maritus
     -Cometer adulterio: moechari 
Besar: basiare, dare basia
     -Besos: basia

Burdel, prostíbulo, lupanar: prostibulum, lupanar, fornex, lustrum
     -Frecuentar burdeles: lustrari 
Castrar: caedere
    -Eunuco, castrado: eunucus, spado, Gallus
Clítoris: crista, landica
Coito, cópula, polvo: coitus, concubitus, opus, amplexus, fututio, confutatio, opus laterum, Venus 
Coño, vulva, vagina, sexo femenino: Cunnus, vulva, inguinis fossas, Venus, hortus Veneris (huerto de Venus), media puella, pulpa, uterus, vagina, specus (agujero, cueva)
     
-Lamer el coño, hacer un cunnilungus: lingere cunnum, lambere cunnum, cunnilungus 
     -Raja inguinal, sexo rajado: inguem lacerum
Culo: culus, clunis 
     -Nalgas: nates
     -Culo (y ano): podex

    -Dar por culo, sodomizar: paedicare, dividere, percidere, caedere, laxare, excavare, scindere, dare, fodere, perforare 
     -Ser sodomizado: patere
    -El que da por culo: paedicator

    -El que recibe: pathicus
    
-Presentar el culo: paedicari 
    -Cagar una polla: mentulum cacare
Erección: tentus

     -Tener una erección: ridigam habere
     -Ponerse tiesa, levantarse: rigere, surgere
    -Ponerse dura: arrigere, tendere

    -Estar erecto: paratus
    
-Tieso como una lanza: monobelus
    
-Polla tiesa, en erección: rigida mentula
Estar húmeda, caliente, cachonda (fem.): humida

Estar muy excitado, caliente, cachondo (mas.): prurire, crissare, perpruriscere, sollicitare
      -Excitación, ardor sexual: prurigo, tentigo, Venus Eyaculación: destillatio
     -Eyacular, correrse: eiculari, properare, frui, gaudere
     -Hacer correrse a un hombre: exhumare
     
-Semen: muccus, semen
Felación, mamada: fellatio
      -Darla a chupar: irrumare
     -El que la da a chupar: irrumator

     -El que la chupa: fellator

     -La que la chupa: fellatrix

     -Buscar la boca: petere summam

     -Mamarla, chuparla, hacer una mamada: fellare, lambere, lingere
     -Meterla en la boca: irrumatio
Follador: fututor
Folladora: fututrix
Follar, joder, echar un polvo: futuere, fornicare, fricare, terere, chalare, libidinor, copulari, glubere, radere, nosse, iacere

     -Acostarse: cubare, concubere
     -Cepillarse: dedolare

     -Entregarse (fem.): dare

     -Follar (fem.), ser jodida, follada: futui 
     -Pasarse por la piedra: perdepsere 
     -Poseer (mas.): tenere
Homosexual, maricón (peyorativo): cinaedus, turturilla, mollis, draucus, effeminatus, semivir 
Lesbiana: tribas

Masturbarse: tractare, fricare, sollicitare, tangere
     -Hacerse una paja: facere soloecismum

Orgasmo: Venus, fructus Veneris, summa voluptas, gaudia Veneris, summa Veneris 
Pecho, teta: mamma, sinus, pectus
     -Pezón: pisso 
Pederasta: paedico
Pene, polla, cipote, verga: mentula, penis, verga, vasculum, membrum, lumbus, nervus, virilia, fascinum, genitale, cauda, Venus, columna, inguen, inguina, sicula, muto, mutino, pubes, hasta, veretrum, vomer, virga
     -Tórtola (forma cursi): turtur
     -“Pito”: pipinna

     -Polla pequeñita: peniculus
Puta, prostituta, ramera: meretrix, scortum, prostituta, lupa, prostibulum, diobolaris, togata, cunnus
     -Puta de la Subura (=barata): suburana
      -Mujerzuela: mulierculum
     
-Putilla: scortilum
Puto, prostituto: prostitutus, puer

Testículos, cojones, huevos: testes, testiculi, colei, cullei, pare, curvi lumbi
     -(Bolsa): follis, scrotum
Violar: mollere, subigere, invadere, violare, trusare


Bibliografía:

-Anónimo: Priapeos, Grafitos Amatorios Pompeyanos, Velada de la fiesta de Venus, etc. (trad. E. Montero Cartele), Madrid, 1981

-Montero Cartele, Enrique: El Latín Erótico, Sevilla, 1991

-Robert, Jean-Nöel: Eros romano. Sexo y moral en la Roma antigua, Madrid, 1999 
-Rodríguez Adrados, Francisco: El cuento erótico, latino e indio, Madrid, 1993 
-Segura Ramos, Bartolomé: Antología de Poesía Erótica Latina, Sevilla, 1989