Escrito por María Engracia Muñoz- Santos, graduada en historia y doctoranda de la Universidad de Valencia, autora del ensayo Animales in Harena
Cómodo representado como la reencarnación de Hércules |
Lucio Aurelio
Cómodo Antonino nació
el 31 de agosto del 161 d.C. Sus padres
fueron Marco Aurelio y Faustina la menor.
El emperador murió el 31 de diciembre del 192 d.C. Del
177 al 180 gobernó junto a su padre, hasta que Marco Aurelio murió y entonces
comenzó a hacerlo en solitario, gobierno que se desarrolló desde el 180 al 192.
Se le ha calificado y conocido posteriormente como paranoico y
descontrolado. La historiografía
tradicional ha considerado que en su locura llevó a Roma a una de sus mayores
crisis.
Cómodo, como todos lo conocemos, era un
apasionado de los espectáculos, hasta el extremo de participar en ellos a pesar
de que esto significara enfrentarse al Senado y caer en infamia. Son conocidas
su incursiones en el mundo de los gladiadores, pero no tanto sus hazañas de cazador
de animales en los espectáculos o venator,
que era como se denominaba a estos atletas: “Cómodo entonces, ya sin ningún
freno [tras la muerte de Marco Aurelio], ordenó la celebración de espectáculos
públicos, anunciando que daría muerte con su propia mano a todo tipo de
animales salvajes y que como un gladiador se enfrentaría a los jóvenes más
fuertes.” (Herodiano, Historia del
Imperio romano I, 15,1). Fue tal su
pasión por estos espectáculos que corría el rumor de que realmente no era hijo
de Marco Aurelio, sino que su madre había tenido una relación con un gladiador
(Historia Augusta, «Vida de Marco Aurelio», XIX).
Como
podéis imaginar, el venator y
gladiador Cómodo, siempre salía victorioso de sus luchas, incluso Dion Casio
comenta que sus contrincantes eran drogados y él luchaba con mejores armas. Los
autores nos dicen que llegó a pelear unas 700 veces. Mataba en la arena a animales,
gladiadores, soldados mutilados o moribundos.
Incluso llegó a vivir en un ludus
(escuela de gladiadores) como uno más: comiendo, entrenando y durmiendo con
ellos…
Las venationes |
Pero vayamos por partes…
Los Antoninos se
instalaron en el poder tras el asesinato de Domiciano en el 96 d.C. Se trata de
la dinastía más longeva que terminaría con Cómodo tras 96 años de reinado. Es
interesante observar que Trajano, Adriano y Antonino Pío no tuvieron
descendencia, así que la forma de pasar el poder fue por meritocracia, es
decir, por su capacidad para gobernar, aunque todos tenían lazos de sangre. Marco
Aurelio fue el primer emperador de la dinastía que sí tuvo a quién dejar en
herencia el poder. Cómodo fue el primer emperador porphyrogenita (literalmente "nacido en la púrpura") ya
que su padre era emperador cuando él nació. Roma, el Senado y el ejército
aceptaron de forma natural la herencia que le dejaba su padre.
Sabemos por Dion Casio
que el príncipe en sus primeros años de vida era un niño sencillo y tímido. Pero pronto cambió y empezó a disfrutar de
los placeres de la vida ociosa. Con el tiempo se convirtió en caprichoso, cruel
y libertino. A los doce años, cuenta el
mismo autor, exigió que se ahogase en la bañera al esclavo encargado del baño
porque su agua estaba demasiado caliente. Algunos autores han justificado el
comportamiento de Cómodo por tratarse de un niño malcriado, mimado y al que se
le daban todos los caprichos.
Lo cierto es que
las obligaciones de palacio llegaron muy pronto para él, su padre, Marco
Aurelio, lo promovió como César a la edad de cinco años y lo hizo co-emperador
a la de dieciséis. Cómodo en ese momento
no reinaba, pero seguía a su padre durante sus viajes y campañas militares,
Marco Aurelio quería hacer de él un buen soldado y emperador y, para ello,
tenía que acostumbrar a los soldados a su presencia. Eran tiempos convulsos, las fronteras del
imperio estaban constantemente amenazadas por alamanes, sármatas y partos. En
uno de estos viajes el emperador murió, era marzo del 180, y fue durante una
campaña frente al Danubio. A continuación, como marcaba la tradición imperial,
Cómodo se presentó frente a las legiones que lo jalearon y lo reconocieron como
su nuevo emperador. Nadie desafió a su adhesión, su padre había preparado
cuidadosamente su futuro con una activa propaganda a su favor.
Cómodo tenía prisa por volver a Roma.
Así que negoció la paz con los germanos, lo que le valió la frase lapidaría
de Dion Casio “El reinado de Cómodo marcó la transición de un reino de oro y
plata a uno de óxido y hierro” (Historia
Romana 72.36.4) por ser un periodo de despreocupación respecto a las
conquistas y engrandecimiento de Roma.
El 22 de octubre del 180 entraba triunfante en Roma.
Al principio, el joven Cómodo se rodeó de senadores amigos de su padre,
que lo ayudaron a gobernar. Pero pronto prefirió la compañía de los cortesanos.
Al nuevo emperador no le interesaban las obligaciones administrativas de su
puesto, así que las delegaba en sus funcionarios. Uno de ellos, Perenio, era prefecto del
pretorio, un soldado talentoso y ambicioso que pronto se deshizo de los
asesores de Marco Aurelio para asumir él todo el poder.
Lucila, la hermana de Cómodo |
Fue en el 182
cuando Galeria Lucila, la hermana mayor de Cómodo, se encontró en medio de una
conspiración contra su propio hermano. Era viuda de Lucio Vero, co-emperador con
su padre Marco Aurelio, y por tanto emperatriz y Augusta. A su muerte se casó
con Pompeyano. Lucila aspiraba a
convertirse de nuevo en emperatriz. Sus amantes Cuadrato y Quintiniano fueron
los ejecutores de un complot para matar a su hermano y hacerse ella con el poder.
Para deshacerse de Cómodo planearon lo siguiente: el senador Quintiniano tenía
que esperar en un pasillo donde debía darle un golpe fatal. Sin embargo, el que
debía ser el asesino se entusiasmó y exclamando en un gesto dramático "¡Esta
es la daga que te envía el Senado!”, lo que dio tiempo al guardaespaldas de
Cómodo a actuar y frustrar el complot.
Cómodo no volvió a confiar en los senadores y muchos fueron ejecutados. Lucila,
por su parte, se exilió en Capri antes de ser asesinada. Perenio fue acusado de
conspirar contra el emperador y fue condenado a muerte durante el año
siguiente. No fue el único intento de asesinarlo, pero solo el del 191
consiguió su objetivo, nueve años después.
Mientras tanto, las
locuras de Cómodo se multiplicaban y su pasión por el mundo de la arena era una
de ellas. Actuó como venator en el anfiteatro matando
fieras. Cuentan las fuentes que era
zurdo y tenía una puntería excelente: una vez abatió avestruces mauritanas con
una flecha con punta en forma de media luna, con ellas les cortaba el cuello y el
animal seguía corriendo decapitado; otra vez salvó a un hombre que iba a ser
devorado por un leopardo al que mató desde lejos con un dardo; en otra ocasión
le soltaron cien leones a la vez y el emperador terminó con todos ellos, sin
fallar ni un solo flechazo; en otra ocasión traspasó a un elefante con una
lanza; en otra abatió a un tigre y en otra más terminó con un hipopótamo. Alardeaba siempre de su buena puntería.
Su locura por estos
espectáculos llegó a ser de tal magnitud que levantaron estatuas donde era
representado como Hércules. Se imaginaba a sí mismo como un semidiós, con un gran
físico y protector de Roma. Se
consideraba la encarnación del héroe, y como hijo de Júpiter que era, portador
de un nuevo orden. Quiso construir un Imperio nuevo basado en su imagen: cambió
el nombre de Roma por el de “la inmortal y próspera colonia Lucia Ania
Comodiana”, también el nombre a los pretorianos que ahora eran llamados
“comodianos hercúleos”, tuvo su propio “día de Cómodo” y el senado pasó a
llamarse “Bienaventurado Senado Comodiano”.
Un personaje así no
podía morir de forma pacífica, por supuesto.
A finales del año 191 d.C. se inició un incendio en la ciudad que
destruyó gran parte de la misma. Las
llamas llegaron al foro republicano y arrasaron el templo de la Paz y el de
Vesta. Nadie supo nunca como había
comenzado el fuego: ¿Un rayo? ¿Un terremoto? Como los romanos eran tan
supersticiosos, pensaron que los dioses los estaban castigando por las locuras
de su emperador. Unos cuantos senadores
organizaron un nuevo complot. Tenían que deshacerse del emperador antes de que
los dioses volviesen a castigarlos.
Además, después de trece años de gobierno, Cómodo había dejado vacías
las arcas del Imperio con sus caprichos y la participación como venator/gladiador en los juegos. A ello se añadía que su excesiva pasión por participar
en los espectáculos que no gustaba a los senadores. Fue excesivo que en el 192 anunciase su
nombramiento como cónsul y gladiador, al mismo tiempo.
El asesinato de Cómodo |
La nueva
conspiración fue orquestada por el prefecto Laeto. El objetivo era reemplazar al emperador por uno
nuevo, Pertinax. El 31 de diciembre
Marcia, amante de Cómodo, envenenó su comida, que el emperador vomitó. Acto seguido se dirigió a darse un baño. Los conspiradores no podían dejar pasar la
oportunidad, más que nada porque se jugaban el cuello, pues era seguro que
Cómodo pronto tomaría represalias. Así
que mientras se daba el baño, el liberto Narciso lo estranguló en la
bañera. Solo como apunte: recordemos lo
que hizo a los 12 años, parece que el destino le devolvió la jugada.
Al día siguiente el
Senado declaró a Cómodo enemigo del Estado y lo condenó a la damnatio memoriae. Tras su muerte todo en Roma volvió a recuperar
la tranquilidad, cambió de nuevo su nombre por el tradicional, se tiraron las
estatuas del difunto, su nombre se eliminó de todos los lugares y su cuerpo se
enterró en el Mausoleo de Adriano.
Otras colaboraciones para Arraona Romana:
Y su ensayo: