diumenge, 12 de novembre del 2017

EL PERFUME EN LA ROMA CLÁSICA


Escrito por Maribel Bofill Monés


Mujer con  unguentarium, villa Farnesina, Museo Nacional Romano


El nombre "perfume" proviene del latín "per", por y "fumare" a través del humo, los emperadores eran ungidos con aceites perfumados con: lavanda, sándalo, tomillo...... los romanos al mismo tiempo los utilizaban para seducir.

El perfume como artificio cosmético nació con los egipcios antiguos. Los primeros perfumistas artesanales lograron extraer aromas naturales de todo tipo de plantas. Pasaban por un tamiz las flores y las convertían en una pasta perfumada. Los griegos adoptaron esta novedad pero mejoraron las técnicas, tradición que transmitieron a los romanos.



En la Roma antigua se perfumaban las personas y llenaban de aromas las salas de los palacios, los teatros y hasta la vestimenta.

El emperador Nerón, durante sus copiosos banquetes ordenaba que se derramaran pétalos de flores sobre sus comensales y además, perfumaba las alas de las palomas para que una vez sueltas, dejaran su aroma por todas las estancias.

También se usaban innumerables perfumes en las ceremonias religiosas como ofrendas a los dioses, en los entierros y en las fiestas familiares, especialmente en las bodas, los vinos, los estandartes de las legiones cuando iban a la guerra o cuando regresaban victoriosos de sus conquistas.

En Roma el cuidado de la imagen era muy importante porque ofrecía datos del estatus social de cada persona.

El barrio de los perfumes en Roma se llamaba vicus thuriarius. Sus artesanos recibían el nombre de unguentarii o thurarii. Estaban asociados en una corporación profesional denominada la aromatarium collegium.

Suetonio sostenía que las unguentaria tabernae eran centros de reunión de vagos, libertinos y buscavidas. Muchas unguentariae se encontraban anexas a prostíbulos, contándose las meretrices entre sus mejores clientes.

Cicerón en su tratado De officiis, los coloca al mismo nivel que los jugadores. Y es que el perfume estaba muy ligado a la seducción y las artes amatorias.

El arte de la perfumería era a menudo practicado por una suerte de personajes femeninos, las sagae, una especie de alcahuetas que lo mismo se ocupaban de practicar un aborto, como de elaborar un perfume o un veneno, o bebedizo para alterar la voluntad de una persona. Horacio amó tanto a una sagae como después llegó a odiarla.

Las mujeres son sus principales clientas. Popea, esposa de Nerón se bañaba con   de leche de burra aromatizada con melisa y lavanda. Julia, la hija de Augusto gastaba perfumes sólo cuando estaba embarazada, ya que solo tenía amantes cuando estaba segura de su embarazo.

Las mujeres, y sobre todo las patricias, se mostraron rendidas ante el poderoso hechizo de los aromas. Podían elegir entre el Narcissium, el Nardicum, Sucinum (miel, aceite de palma, cinamomo, mirra y azafrán) o el Foliatum,  un perfume este último que Marcial estimaba como fuente de perdición económica para los maridos debido a su altísimo precio. Se considera el perfume por antonomasia de las mujeres ricas.

El unctuarium era, con las piscinas propiamente dichas, la parte mas esencial de las termas. En el se guardaban las pomadas y los afeites, pero el sancta sanctórum de el unctuarium lo constituía el eleotesium, una cámara especial donde se guardaban los perfumes más exquisitos. Procedían de los lugares más alejados a los que el Imperio podía llegar. Las caravanas de mercaderes los traían desde las mismas riberas del Indo y por supuesto de Arabia los romanos se dejaban millones de sestercios; Plinio, incluso, había llegado a temer que el afán de perfume de las mujeres romanas mas o menos descapitalizara El Imperio.


En el eleotesium se guardaban los perfumes en vasos rotulados, existía un perfume adecuado para cada parte del cuerpo. Para las mejillas y los cabellos se utilizaba el serpillín,  una planta perenne conocida como serpol  cuyo olor evoca el limón o la melisa. Los brazos con menta acuática o sisimbra. Las piernas con perfume de Egipto, y el pecho con perfume de Fenicia  y perfume de lirio para las cejas. Los esclavos frotaban los cuerpos de quien lo precisaba ayudándose para ello del strigil, una suerte de almohadilla.

El uso del perfume no solo sirve para enmascarar el mal olor, o incluso para proporcionar a quien lo lleva un aroma agradable, se utiliza también para encuentros íntimos, y atendiendo al tipo de perfume utilizado, para significar incluso sus opciones sexuales. Marcial estimaba que el perfume se utiliza también para marcar la procedencia  étnica. Plinio en su historia natural, ya había sostenido que los creadores del perfume fueron los persas con el único objeto de enmascarar su suciedad. Los perfumes que utilizaban los romanos se dividían en tres categorías: sólidos (en polvo o pastillas), ungüentos de fragancias (como rosa o manzana) y ungüentos líquidos (basados en aceite de oliva). Los aromas favoritos de los romanos provenían de las flores (narciso, jazmín, lirio, azucena y violeta), pero también usaban aceites extraídos de sustancias como el sándalo.

Los perfumes que utilizaban los romanos se dividían en tres categorías: sólidos (en polvo o pastillas), ungüentos de fragancias (como rosa o manzana) y ungüentos líquidos (basados en aceite de oliva). Los aromas favoritos de los romanos provenían de las flores (narciso, jazmín, lirio, azucena y violeta), pero también usaban aceites extraídos de sustancias como el sándalo.


Fuentes: 

Las mujeres en la antigüedad y en la Edad Media , Anaya
La vida amorosa en Roma, planeta.