Mujer con unguentarium,
villa Farnesina, Museo Nacional Romano
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El nombre "perfume" proviene del latín
"per", por y "fumare" a través del humo, los emperadores
eran ungidos con aceites perfumados con: lavanda, sándalo, tomillo...... los
romanos al mismo tiempo los utilizaban para seducir.
El perfume como artificio cosmético nació con los egipcios
antiguos. Los primeros perfumistas artesanales lograron extraer aromas
naturales de todo tipo de plantas. Pasaban por un tamiz las flores y las
convertían en una pasta perfumada. Los griegos adoptaron esta novedad pero
mejoraron las técnicas, tradición que transmitieron a los romanos.
En la Roma antigua se perfumaban las personas y llenaban de
aromas las salas de los palacios, los teatros y hasta la vestimenta.
El emperador Nerón, durante sus copiosos banquetes
ordenaba que se derramaran pétalos de flores sobre sus comensales y además,
perfumaba las alas de las palomas para que una vez sueltas, dejaran su aroma
por todas las estancias.
También se usaban innumerables perfumes en las ceremonias
religiosas como ofrendas a los dioses, en los entierros y en las fiestas
familiares, especialmente en las bodas, los vinos, los estandartes de las
legiones cuando iban a la guerra o cuando regresaban victoriosos de sus
conquistas.
En Roma el cuidado de la imagen era muy importante porque
ofrecía datos del estatus social de cada persona.
El barrio de los perfumes en Roma se llamaba vicus
thuriarius.
Sus artesanos recibían el nombre de unguentarii o thurarii. Estaban
asociados en una corporación profesional denominada la aromatarium
collegium.
Suetonio sostenía que las unguentaria tabernae eran centros de reunión de
vagos, libertinos y buscavidas. Muchas unguentariae se encontraban anexas a
prostíbulos, contándose las meretrices entre sus mejores clientes.
Cicerón en su tratado De officiis, los coloca al mismo nivel que
los jugadores. Y es que el perfume estaba muy ligado a la seducción y las artes
amatorias.
El arte de la perfumería era a menudo practicado por una suerte
de personajes femeninos, las sagae, una especie de alcahuetas que
lo mismo se ocupaban de practicar un aborto, como de elaborar un perfume o un
veneno, o bebedizo para alterar la voluntad de una persona. Horacio amó tanto a
una sagae como después llegó a odiarla.
Las mujeres son sus principales clientas. Popea, esposa de Nerón
se bañaba con de leche de burra aromatizada con melisa y lavanda.
Julia, la hija de Augusto gastaba perfumes sólo cuando estaba embarazada, ya
que solo tenía amantes cuando estaba segura de su embarazo.
Las mujeres, y sobre todo las patricias, se mostraron rendidas
ante el poderoso hechizo de los aromas. Podían elegir entre el
Narcissium, el Nardicum, Sucinum (miel, aceite de palma,
cinamomo, mirra y azafrán) o el Foliatum, un
perfume este último que Marcial estimaba como fuente de perdición económica
para los maridos debido a su altísimo precio. Se considera el perfume por
antonomasia de las mujeres ricas.
El unctuarium era, con las
piscinas propiamente dichas, la parte mas esencial de las termas. En el se
guardaban las pomadas y los afeites, pero el sancta sanctórum de el unctuarium
lo constituía el eleotesium, una
cámara especial donde se guardaban los perfumes más exquisitos. Procedían de
los lugares más alejados a los que el Imperio podía llegar. Las caravanas de
mercaderes los traían desde las mismas riberas del Indo y por supuesto de
Arabia los romanos se dejaban millones de sestercios; Plinio, incluso, había
llegado a temer que el afán de perfume de las mujeres romanas mas o menos
descapitalizara El Imperio.
En el eleotesium se guardaban los perfumes en vasos rotulados,
existía un perfume adecuado para cada parte del cuerpo. Para las mejillas y los
cabellos se utilizaba el serpillín, una
planta perenne conocida como serpol cuyo olor
evoca el limón o la melisa. Los brazos con menta acuática o sisimbra. Las piernas con perfume
de Egipto, y
el pecho con perfume de Fenicia y perfume de lirio para las cejas. Los esclavos frotaban
los cuerpos de quien lo precisaba ayudándose para ello del strigil,
una suerte de almohadilla.
El uso del perfume no solo sirve para enmascarar el mal olor, o
incluso para proporcionar a quien lo lleva un aroma agradable, se utiliza
también para encuentros íntimos, y atendiendo al tipo de perfume utilizado,
para significar incluso sus opciones sexuales. Marcial estimaba que el perfume
se utiliza también para marcar la procedencia étnica. Plinio en su
historia natural, ya había sostenido que los creadores del perfume fueron los
persas con el único objeto de enmascarar su suciedad. Los perfumes que
utilizaban los romanos se dividían en tres categorías: sólidos (en polvo o
pastillas), ungüentos de fragancias (como rosa o manzana) y ungüentos líquidos
(basados en aceite de oliva). Los aromas favoritos de los romanos provenían de
las flores (narciso, jazmín, lirio, azucena y violeta), pero también usaban
aceites extraídos de sustancias como el sándalo.
Los perfumes que utilizaban los romanos se dividían en tres
categorías: sólidos (en polvo o pastillas), ungüentos de fragancias (como rosa
o manzana) y ungüentos líquidos (basados en aceite de oliva). Los aromas
favoritos de los romanos provenían de las flores (narciso, jazmín, lirio,
azucena y violeta), pero también usaban aceites extraídos de sustancias como el
sándalo.
Fuentes:
Las mujeres en la antigüedad y en la Edad Media , Anaya
La vida amorosa en Roma, planeta.