dimarts, 13 d’agost del 2019

VALENTINIANOS: AUGE Y CAÍDA DE LOS HERMANOS QUE INICIARON UNA DINASTÍA


Escrito por Albert Montañà Ortiz

Este artículo se publicó inicialmente en el blog Sangre Nueva y ha sido cedido por su autor para su publicación en Arraona Romana.


El Bajo Imperio Romano


Resumen

La constante presión sobre las fronteras del imperio a lo largo de la historia ha llevado un incansable juego político de tramas y traiciones de generales que ansiaban el poder y no dudaban en proclamarse por la espada. A lo largo de la Antigüedad Tardía el mayor problema de los emperadores pasa de expandirse a controlar las fronteras. En este brevísimo artículo introductorio de la dinastía Valentiniana no vemos sino otro episodio más sobre el resultado de una desastrosa campaña del último emperador pagano, Juliano el Apóstata, el auge de una nueva familia imperial y cómo las presiones de las fronteras acaban por desgastar hasta los hombres más poderosos de la antigüedad. En este pequeño artículo expondremos cómo estos hermanos llegaron al poder y cómo se enfrentaron a los bárbaros de la frontera.

Las muertes repentinas de Juliano y Joviano

La eterna campaña contra los persas motivó al emperador Juliano el Apóstata (361-363) para iniciar una expedición que, si bien al principio resultó efectiva, acabó con su vida mientras el ejército se retiraba hacia territorio romano. La cuestión sucesoria no estuvo exenta de intereses; por un lado tenemos a Arintheo y Víctor (que contaron con el apoyo del difunto Constancio II), por otro a los oficiales de la Gallia muy cercanos a Juliano liderados por Nevita y Dagalaifo. La solución pasaba por investir a Saturnino Secundo Salustio, un prefecto del pretorio del Este aunque rechazó la púrpura imperial debido a su avanzada edad. Encontraron un candidato en la figura de Joviano, un primicerius domesticorum de treinta y dos años, el nuevo emperador no disponía de mucha fama, pero su padre Varroniano fue un soldado de Sigdnunum en Moesia y con buena reputación como comandante.

Mientras el ejército se retiraba, el emperador persa Sapor II consiguió detener la expedición romana en Dura y cortar su línea de suministros los días 6 y 7 de julio haciendo que la situación de las tropas romanas fuera crítica. Las negociaciones abiertas para la paz en aquel momento consiguieron para los persas la devolución de los territorios que Maximiano Augusto (286-305) les había arrebatado (Arzanena, Moxoeona, Zabdicena, Rehimena y Corduena junto con otras fortalezas y ciudades), además, Roma debía negar el apoyo a Arsaces (rey de Armenia), finalmente se realizó un cambio de cautivos que acabaron de firmar la paz por treinta años.

La elección de Joviano como emperador confirmaba la influencia de los oficiales de Iliria, sobre sus políticas podemos destacar el abandono de todos los cambios que había introducido Juliano. Los cristianos exiliados fueron nuevamente llamados al gobierno que habían servido bajo Constancio; los privilegios de la Iglesia fueron restituidos como por ejemplo: la enseñanza, patrimonio confiscado y permiso para atacar a los templos paganos. Para desgracia de Joviano, a principios del año 364, se le halló muerto debido a, muy posiblemente, las emanaciones de un brasero.       

El inicio de una dinastía 363-368



Efigie de Valentiniano I
El ejército se encontraba ante una situación crítica y se requería una actuación rápida para elegir un nuevo emperador para estabilizar el escenario político. La muerte del emperador en Capadocia durante el retorno de las tropas obligó a que el alto mando se reuniera en Nicea. Varios pretendientes fueron presentados por las facciones (tanto civiles como militares) reunidas en la ciudad de Nicea; nuevamente Secundo Salustio fue propuesto para que tomara la púrpura que rechazaría de nuevo; uno de los candidatos fue Equitus, un panonio que ascendió a altos cargos militares gracias a Joviano, aunque esta opción fue descartada debido a su carácter tosco y cruel. Ianuarius, un familiar de Joviano, también quiso optar al cargo, pero al estar lejos de Nicea no pudo acudir rápido y fue descartado. Finalmente, se optó por otro oficial panonio llamado Valentiniano, éste era hijo de Graciano el Viejo, un panonio de origen humilde que escaló por la jerarquía militar hasta convertirse en comes rei militaris así como haber desempeñado funciones en Britania; la reputación que le otorgaba influyó en la postura de Valentinano como nuevo emperador, además fue un ferviente cristiano que rechazó asistir a las ceremonias paganas bajo el mandato de Juliano el Apóstata. Este perfil de Valentiniano choca con el de Equitus, ya que la mala descripción que recibe se le debe añadir un carácter agresivo frente a las personas que mostrasen poseer unos buenos niveles intelectuales, ricos, de buena cuna y bien vestidos. Aunque se le reconoce sus dotes como soldado y administrador.

Finalmente se hizo la elección y rápidamente enviaron un mensajero para traer a Valentiniano. El 25 de febrero el futuro emperador llegó a Nicea donde recibió la púrpura y la diadema, siguiendo todos los pasos del protocolo ceremonial mientras las tropas lo aclamaban unánimemente; es muy probable que fuera elevado encima de un escudo por algunos soldados. Un mes después de ser proclamado emperador el ejército le exigió que escogiera a un augusto, en este caso fue su hermano menor, Valente, un reputado militar de treinta y seis años. De esta manera se iniciaba la implantación de una nueva dinastía de cariz militar.

Problemas religiosos y las prácticas de magia negra

En el episcopado de la ciudad de Roma la riqueza e influencia iban cada vez más en aumento, un reclamo suculento para candidatos que no dudarían en usar la violencia para conseguir puestos de poder. Concretamente dos diáconos llamados Dámaso y Ursino iniciaron una disputa por el liderazgo de la comunidad cristiana en la ciudad. El clímax de estas tensiones se resolvió en octubre del 366, donde cerca de cien personas encontraron su muerte en el Esquilino; Dámaso se alzó victorioso y, aunque acusado de fuertes casos de corrupción dentro del clero, consiguió extender su influencia por el sector aristocrático romano.

Pero las intrigas internas no acabarían ahí, en el 368 un senador y su mujer denunciaron ante el prefecto de Roma que alguien había intentado envenenarlos. El juicio tuvo que retrasarse porque el estado de salud del prefecto, entonces los acusadores vieron su oportunidad y usaron su influencia para designar a Maximino (prefecto de la anona y antiguo vice-prefecto de Roma), este juez poco le importaba el caso y rápidamente sentenció que había claras evidencias de prácticas mágicas entre la aristocracia de Roma. En cuanto Valentiniano supo de esto, no dudó en ordenar a sus agentes que iniciaran un proceso de tortura sobre los sospechosos para sacar toda la información posible.

Durante los juicios las acusaciones de adulterio, corrupción e inmoralidad fueron constantes, pero los cargos por prácticas mágicas fueron examinados muy detenidamente. Tal fue el exceso que incluso los senadores enviaron una embajada al emperador para que cesaran las torturas durante las investigaciones, a lo que Valentiniano se lavó las manos negando cualquier conocimiento sobre las torturas. Todo ello no impidió que Aginato (ex vice-prefecto de Roma) fuera ejecutado por adulterio y prácticas de magia negra; después de todo este proceso la relación con el Senado resultó más agria que nunca.

La parte oriental del imperio no quedó exenta de problemas pero a la vez tampoco libre de controversia sobre su política, Valente también temía a la magia y en el 370 prohibió el estudio de la ciencia a los mathematici (astrónomos y astrólogos). Estas políticas afectaron principalmente a los intelectuales paganos de Oriente ya que temían un posible complot contra el emperador. Por otra parte los templos paganos construidos o restaurados bajo estos dos emperadores y los sacerdotes paganos siguieron con sus cultos, así como gozar de altos cargos en la Corte tanto en Oriente como Occidente; de hecho, no tenemos constancia de que Valente atacase los templos paganos, incluso cuando se produjeron disturbios en Alejandría, Valente sólo detuvo a los cabecillas sin entrometerse plenamente con la comunidad entera.

Usurpadores, revueltas y desastres


Efigie de Procopia en una moneda
Pronto, la nueva dinastía tendría que afrontar una revuelta en la parte oriental, el noble cilicio, Procopio (pariente de Juliano) sirvió como general bajo el reinado del Apóstata y puede que se proclamara emperador por temor a ser asesinado debido a la nueva situación del Imperio. Sus principales apoyos fueron los nostálgicos de Juliano, los sectores orientales que rechazaban la nueva dinastía panonia, sectores paganos, personal de la corte y el pueblo bajo de Constantinopla. Sabemos que Juliano lo nombró comes rei militaris y que poseía simpatía por las clases intelectuales del Este. Durante su usurpación consiguió el apoyo de algunos regimientos en Tracia con intención de apoderarse de Constantinopla, pero sus generales Agilo y Gomoarius le traicionaron.

Aun con su efímera usurpación, Procopio supo controlar muy bien la información para asegurar un dinero y tropas suficientes para hacer frente a los nuevos emperadores, la misma noche que fue proclamado emperador emitió órdenes de captura contra los oficiales de Valente. Nebridio y Cesario, prefecto del pretorio y el prefecto urbano de Constantinopla, fueron arrestados y reemplazados por hombres de confianza de Procopio. Mantuvo con vida a Nebridio para que enviara cartas a generales de los Valentinianos para que acudieran a la ciudad y fuesen arrestados con facilidad; además cerró los puertos de Constantinopla y extendió su red de espías por toda la ciudad, obteniendo así control del Bósforo y dificultando las comunicaciones entre Valentiniano y Valente. Aún así nada pudo evitar que su propio ejército lo traicionase y muriera en mayo del 366, su pariente y colaborador Marcelino corrió la misma suerte cuando intentó resistir en Tracia con apoyo de los godos.

Aplastada la revuelta, Valente no dudó en castigar y requisar propiedades a los antiguos amigos de Juliano. Una vez libre de usurpadores, Valente tuvo que emplear sus fuerzas en recuperarse del desgaste de la guerra de Procopio, graves problemas localizados en la frontera balcánica debido a las penetraciones godas. Atanarico (rey de los Tervigions/Visigodos) envió soldados a engrosar las filas de Procopio y en consecuencia Valente respondió con expediciones de castigo durante tres años (367-369) hasta que Atanarico tuvo que pedir la paz y jurar no volver a cruzar el Danubio.

Mientras, en la frontera oriental con los persas, el rey Sapor aprovechó el conflicto para ocupar Armenia e Iberia, Valente se movió hasta Antioquía durante ocho años para coordinar las operaciones y recuperar zonas de Armenia.



Al otro lado del Imperio, Valentiniano desde la Galia dedicó todos sus esfuerzos en defender la frontera del Rin de los alamanes, debido a los problemas con el reclutamiento de tropas, Valentiniano rebajó la talla exigida de los nuevos soldados e incorporó germanos  y campesinos galos a los cuales sometió a un entrenamiento al puro estilo romano; obtuvo buenos resultados como la victoria en Solicino o los éxitos de su maestre de caballería Joviano, así como la gran línea de fortificaciones con campamentos, castillos y torres vigías, además de pueblos fortificados. Pronto la salud del emperador hizo que su hijo Graciano fuera proclamado augusto.

Valentiniano no tuvo ni un momento de descanso, pues en Britania también aumentaron las incursiones de pictos, escotos, francos y piratas sajones que consiguieron matar al comes litoris Saxonici Nectaridus y capturar al dux Britanniarum Fulofaudes. El general encargado de solucionar el desastre fue Teodosio, quien impuso el orden imperial y expulsó a los invasores en el 367.

Pocos años más tarde, el príncipe indígena y cristiano Firmo hizo estallar una rebelión en el 373 porque temía ser condenado por el asesinato de su hermano. El motivo reside en las graves querellas sociorreligiosas y étnicas entre bereberes, grupos urbanos y romanizados; también hay que añadir los constantes saqueos de tribus del desierto junto a la negligencia y corrupción de Romano, el comes Africae. Pero nada de eso impidió que Teodosio llegase a África para restaurar la administración, reclutar soldados indígenas y machacar la rebelión de Firmo, quien finalmente en el 375 optó por suicidarse. Este gran general fue víctima del poder al que servía, a principios de 376 el ejército le apoyaba, la aristocracia senatorial romana hablaba a su favor, sin duda, fue condenado y ejecutado en Cartago por orden de Valentiniano o su hijo Graciano. Teodosio había sido víctima de una conjura palaciega que a día de hoy desconocemos.

La última campaña militar que dirigió Valentiniano fue en el 375 cuando se trasladó a Iliria, zona devastada por cuados y sármatas, pero no murió en combate, sino al recibir una delegación cuada que fue tan insolente con el emperador que éste encolerizó de tal manera que un derrame cerebral puso punto y final a su reinado un 17 de noviembre, dejando a su hijo de dieciséis  años, Graciano, como augusto.

Por su parte, Valente permitió que los Visigodos entrasen en las fronteras debido a la llegada de unos pueblos de las estepas euroasiáticas (los hunos septentrionales del Ural central), derrotados y desesperados por presiones de los hunos e imperiales pidieron autoridad imperial para asentarse en Tracia. Los comerciantes romanos aprovecharon la desesperación de los visigodos hambrientos y éstos ante la necesidad se lanzaron al bandidaje. En el 377 el gobierno romano intentó liquidarlos  traicioneramente, el fracaso hizo estallar la guerra  y Valente tuvo que intervenir, sin esperar a los refuerzos de Graciano se puso en campaña. La batalla que sentenció su carrera se disputó en Adrianópolis en el año 378, tal fue el destrozo causado por los godos que dos terceras partes del ejército imperial sucumbió, perdiéndose incluso el cuerpo del emperador, siendo un desastre a la altura de Cannae.








Bibliografía

-   Curran, J. (2008). From Jovian to Theodosius. En Cambridge Ancient History, (Vol.13, p. 78-108). Cambridge.
-       Moreno, L. (1998). El bajo imperio romano. Madrid: Editorial Síntesis.
-       Jones, A. (1964). The later Roman Empire, 284-602; a social, economic and administrative survey. Oxford: B. Blackwell.Lenski, N. (2002). Failure of empire : Valens and the Roman state in the fourth century A.D. Berkeley: University of California Press.