diumenge, 10 de novembre del 2019

LAS VESTALES MALDITAS. LAS SACERDOTISAS JUZGADAS A LO LARGO DE LA HISTORIA ROMANA.






Las publicaciones que hablan de las vestales en concreto, de quienes eran, de cómo pensaban, de que les pasó, de porqué hemos conocido tan pocos nombres de estas sacerdotisas a lo largo de la historia, son muy escasas y me ha parecido una estupenda idea hacer un listado de las vestales más conocidas de la historia romana, desde sus orígenes hasta el final. Sorprendentemente no son muchos los nombres que han sobrevivido al paso de los siglos.

Los textos escritos sobre las vírgenes vestales son muy numerosos, y en algunos casos excelentes. El objetivo de este artículo, dada la abundancia de información, no es de darlas a conocer como institución, sino como personas. No obstante, vamos a hacer algunas consideraciones generales sobre ellas a modo de introducción.

Estaban consagradas a la diosa Vesta y pasaron de ser dos en los primeros tiempos (aunque de eso no hay certeza) a ser ya cuatro en tiempos de Plutarco y seis en sus últimas etapas. Estaban consideradas fundamentales para la continuidad y la seguridad de Roma. Debían ser vírgenes, de buena familia y hermosas. Eran seleccionadas por el Pontífice Máximo a la edad de seis a diez años. Entre sus labores destacaban la de cuidar del fuego sagrado de Vesta que siempre debía permanecer encendido. Debían permanecer vírgenes y participar en los ritos religiosos, a los que su privilegiada posición social  les obligaba, como la elaboración de la mola salsa que se usaba en los sacrificios estatales. Su servicio duraba treinta años, los primeros diez se dedicaban al aprendizaje, los siguientes diez al servicio religioso y los últimos a la formación de las nuevas vestales. Después eran libres de volver a la normalidad o permanecer célibes en el templo que era la opción más frecuentemente elegida.

Las vestales gozaban de numerosos privilegios que el resto de las romanas no disfrutaban. De entre esas ventajas destacaba la capacidad de tener patrimonio propio sin tutor, lugar preeminente en las ceremonias y espectáculos públicos, inviolabilidad de su persona, etc.

El perder la virginidad era considerado el delito más grave que podía cometer una vestal ya que ponía en peligro la continuidad de Roma. Esa falta era más grave incluso que dejar que se apagara la llama sagrada. Como la vestal era considerada hija de Roma, cualquier relación sexual que mantuviera  era considerada incesto.

Grabado del siglo XIX. Muerte de la Vestal Máxima Cornelia

 La pena prevista para la vestal que tuviera relaciones sexuales era la de ser enterrada en vida, mientras que su amante era muerto a latigazos. A lo largo de la larga travesía de la historia de Roma no fueron muchas las vestales juzgadas por ese delito. Poco sabemos de ellas pero vamos a hacernos eco de sus nombres.


JUZGADAS POR ROMPER SUS VOTOS O VIOLADAS POR ALGÚN EMPERADOR

MONARQUÍA Y REPÚBLICA

Pinaria: es la primera vestal conocida condenada a muerte. Su condena se produjo según Dion Casio (Hal III, 67, 2) durante el reinado de Tarquinio Prisco (ca. 616-579 a.C) a quien se le atribuye la norma de enterrar vivas a las vestales impuras. La muerte y existencia de Pinaria se pone en duda y algunos autores toman su historia más como una leyenda que como una realidad.

Oppia: 483 a.C. (Tito Livio II, 42, 10) (Dion Casio (Hal. 89,3-5). Su condena coincide con un momento de grave crisis en la guerra que Roma mantenía con la vecina ciudad etrusca de Veyes y la rebelión de los volsgos. En su caso no fue el pontificex máximus el que castigó al culpable, sino el resto de pontífices.

Urbinia: 471 a.C. (Díon Casio (Hal., 40, 1-4). Según las acusaciones mantenía relaciones con dos hombres distintos. Uno se suicidó antes de ser castigado, pero el otro sí que fue ejecutado mediante el látigo. Ella, según Dionisio de Halicarnaso, fue condenada a ser azotada con varas hasta la muerte en el 472 a. C. Según este historiador era el castigo primigenio que se aplicaba a las vestales impuras.

Vestales saliendo del Templo. Louis Hector Lerroux

 Postumia: fue juzgada por mala conducta pero absuelta finalmente.

Minucia: fue denunciada por un esclavo que certificó el incestum. Al parecer su condena estuvo vinculada al lujo de su vestimenta y a su forma de vida. También fue declarada culpable y condenada a ser enterrada viva en el 337 a.C (Tito Livio VIII, 15, 7Sss; 10). Su condena coincidió con una terrible epidemia en  la ciudad de Roma.

Sextilia: 273 a.C. (Tito Livio Ep. 14). Condenada a muerte y enterrada viva. Desconocemos su origen. Dos años antes Roma había sufrido una terrible epidemia.

Caparonia: 271 a.C. (Oros. IV, 5, 9) Condenada a muerte optó por suicidarse ahorcándose. Su muerte coincidió con una epidemia.

Tuccia: 233 a.C. Es un personaje a caballo entre el mito y la realidad. Acusada de no mantener su virginidad, probó el favor de los dioses usando un colador para llevar agua del Tíber, sin que el líquido llegara a caer a través del tamiz.
"Oh Vesta, si siempre he traído las manos puras a vuestros servicios secretos, haced ahora que con este tamiz sea capaz de extraer agua del Tíber y traerla a vuestro templo" (la virgen vestal Tuccia Valerio Máximo 8.1.5).
Tuccia probó así su inocencia y evitó la condena.

Opimia y Floronia: 216 a.CSegún Tito Livio fueron juzgadas durante la Segunda Guerra Púnica, tras la derrota de Cannas, en el 216 a.C. La primera fue condenada a muerte y enterrada en la viva, en la puerta Collina. Floronia acusada de mantener relaciones con el secretario del pontificex decidió darse muerte y evitar así el destino de su compañera. Se llegó a enviar una delegación a Delfos encabezada por Fabio Víctor para consultar con el oráculo qué medidas adoptar. Los decemviros decidieron consultar los libros sibilinos y entre otras medidas optaron por enterrar vivos a un hombre y a una mujer galos y a otra pareja de griegos en el Foro  Boario.

Emilia, Licinia y Marcia: año 114 a.C. Son los turbulentos años de las luchas sociales encabezadas por los Graco. Es el momento en el que se ha producido una importante derrota militar: la destrucción del ejército de Catón en Tracia, que amedrentó a una aristocracia y a un pueblo muy poco acostumbrado, en ese momento histórico, a las derrotas. A todo ello debemos añadir la muerte de la hija virgen de un caballero romano a causa de un rayo que, además de matarla, rasgó sus vestidos dejando a la vista su desnudez. La explicación entre los “supersticiosos” romanos solo podía venir de la falta de favor de los dioses a causa de la falta de celo de las vestales. Acusadas de incesto solo Emilia fue condenada inicialmente pero, según Dion Casio y Plutarco, tras algunas maniobras políticas el juicio fue repetido y Licinia y Marcia también fueron condenadas a ser enterradas vivas. Es la primera ocasión en la que consta que el poder civil interviene directamente en un asunto de este tipo. El Senado mediante un decreto erigió una estatua a Venus Verticordia conocida por su capacidad para cambiar los corazones de la lujuria a la castidad

Peter Ustinov. Representando a Nerón
en una escena de Quo Vadis
Fabia: 73 a.C- era hermanastra de Terencia, esposa de Cicerón. Comenzó en la orden en el 80 a.C. La acusación fue de incesto con Catilina. Fue absuelta ya que el episodio parece ser una estrategia propia del siglo I a.C cuando se utilizaba la religión en la esfera de lo político. Sabemos que la sacerdotisa aún vivía en el 58 a. C. cuando Terencia se refugió en la Casa de las Vestales durante el exilio de Cicerón.

Licinia: 73 a.C. al igual que Fabia, estamos ante un juicio político, acusada de incestum con Craso, fue absuelta. Su relación era puramente económica ya que Craso perseguía comprar a Licinia una casa a las afueras de Roma a bajo precio.

ÉPOCA IMPERIAL

Rubria: (Gobierno de Nerón) fue violada por el emperador Nerón. Pertenecía a la familia del cónsul, Rubrio Galo. No hay más información con respecto a lo que pudo pasarla después.

Varronila y las hermanas Oculatas, 82-83 d.C. y Cornelia  89 d.C).   A las tres primeras se les permitió escoger  la muerte que quisieran, limitándose a desterrar a sus supuestos amantes. Esta manera de resolver el asunto no tenía nada que ver con la antigua manera de solucionar estos delitos. Sin embargo el Emperador ordenó que la vestal máxima Cornelia fuera enterrada viva, a la antigua usanza, en Porta Collina y sus cómplices fueron azotados con varas hasta la muerte en el Comicio.

Domiciano recrudeció las medidas contra las mujeres en general y las vestales en particular, según Suetonio para evitar la “degeneración de la mujer”. Entre las medidas que promulgo destacan la prohibición de usar literas a mujeres de mala fama, el derecho a recibir herencias, etc. En cuanto a las vestales, nos cuenta este historiador que, acabó con la tolerante política que su hermano y su padre habían llevado anteriormente

Julia Aquilia Severa: 220-221 d.C. Fue otra vestal violada por un emperador, en este caso Heliogábalo. No fue juzgada por él sino que se casó con ella para engendrar hijos dignos de un dios, idea totalmente contraria a las ideas religiosas de los romanos y a la institución de las vestales.

En plena crisis del siglo III Aurelia Severa fue condenada por Caracalla, es curioso el dato de que esta vestal, al permitírsele tener patrimonio propio se había dedicado a la fabricación de cañerías de plomo. Clodia Laeta (violada por Caracalla), Pomponia Rufina y Cannutia Crescentina recibirán su condena por haber perdido su virginidad. Las tres primeras fueron enterradas vivas, mientras que Cannutia se suicidó antes (Dión Casio LXXVII; 16)

OTRAS VESTALES CONOCIDAS

Rhea Silvia: es la mítica madre de los fundadores de Roma, Rómulo y Remo.

Aemilia: otra vestal legendaria de la que nos cuenta Dionisio de Halicarnaso (Libro II, 68, 3) que cuando se apagó el fuego sagrado pidió ayuda a Vesta y lo reavivó milagrosamente arrojando un pedazo de su manto sobre las brasas apagadas.

Tarpeya: Cuenta la leyenda que, mientras Roma estaba asediada por el rey sabino Tito Tacio, Tarpeya, hija del comandante de la ciudadela, Espurio Tarpeyo, se acercó al campo sabino y les ofreció entrar a cambio de “lo que llevaban en su brazo izquierdo”. Quería el oro de los brazaletes de sus enemigos. En lugar de eso, los sabinos le lanzaron encima los escudos que portaban también en su brazo izquierdo, siendo así aplastada por el peso de todos ellos juntos. Su cuerpo fue a continuación lanzado desde la roca que a partir de ese momento se llamará Tarpeya y que se convertirá en el lugar donde eran ejecutados los traidores más notorios de la historia romana.

Muerte de Tarpeya. Bartolomeo Pinelli (1781 - 1835)


Claudia: era hija de Apio Claudio Pulcher, cónsul en el 143 a.C. Durante el triunfo de su padre caminó a su lado para rechazar el intento de un tribuno de la plebe de vetar su triunfo.

Arruntia, Perpennia  y Popilia: vestales que asistieron a la ceremonia de nombramiento de Lucio Cornelio Léntulo Níger como Flamen Martialis en el 69 a.C.

Occia: fue vestal entre el 38 a. C al 19 d.C

Máxima Coelia Concordia: fue la última vestal. En el 394, Teodosio disolvió definitivamente las vestales. Ella que era la Vestal Máxima, dimitió como máxima autoridad antes de ser depuesta de su cargo, convirtiéndose algunos años después al cristianismo, religión oficial del Imperio. La misión de salvaguardar el fuego eterno había terminado, y con ella la misión de las vestales.

A título de curiosidad debemos señalar que también hubo vestales fuera de la ciudad de Roma. Nos consta la existencia de Manlia Severa como Vestal Máxima de la ciudad de Bovillae de donde también es Primigenia una vestal mencionada por Símaco en dos de sus cartas,  Caecilia Philete Virgen Vestal Máxima en Laurentum, Cossinia una vestal de Tibur.

Madame Pompadur retratada como vestal
 por Francois Humbert 
Rendimos el tributo de nuestra memoria a estas vestales que en muchos aspectos fueron un modelo para las mujeres de siglos posteriores que quisieron retratarse como vestales para emular así el modelo de virtud que estas representaron.

No obstante no solo fueron un modelo de virtud en una época de total dominio masculino de la sociedad, fueron ejemplos vivos de una mujer podía prosperar en los negocios, tener propiedades y de que no era necesario estar sometida a la tutela de un hombre. Tal vez por eso pagaron en algunas ocasiones con su vida ser la viva imagen de una libertad que les era negada al resto de las mujeres.


Bibliografía

Montalbán Carmona, Castidad o castigo. El estupro de las vestales. Universidad de Murcia (Revista Panta Rei, 2016)
Martinez López, C. —Virginidad-fecundidad: en torno al suplicio de las vestales. Universidad de Granada.
Gruen, E. —Roman Politics and Criminal courts (Harvard: University Press, 1971)
Baring, A. y Cashford, J. (2005). El mito de la diosa. Evolución de una imagen. Madrid: Siruela.