MI amor y mi pasión por Roma, su historia y cultura, nació cuando estudié Derecho Romano, descubrí una civilización extraordinaria y que desde aquel momento no ha dejado de inspirar mi vida.
Pero mi interés por la
Barcelona Romana nació cuando leí la primera novela de Maria Carme Roca, Barcino.
Conocía la Barcelona gótica, la modernista, la de los juegos olímpicos, pero la
romana se reducía a contemplar sus murallas y poco más.
Leyendo Bàrcino descubrí una visión nueva de la ciudad, sus orígenes -una
colonia fundada por Augusto-, su historia y unos personajes que la habitaron y
que hicieron de ella lo que es hoy, una gran metrópoli. A partir de este
momento me informé, leí todo lo que caía en mis manos y recorrí todos los
lugares romanos de la ciudad, hasta el punto que desde Arraona Romana empezamos
a organizar visitas guiadas a la Barcelona Romana, a la colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino.
Esto tengo que agradecer a Maria Carme Roca.
Más adelante y después de
conocerla y presentarle su libro en Sabadell, le dije varias veces que tenía
que volver a escribir sobre el mundo romano, sobre Barcino y sus habitantes.
Qué alegría cuando se puso en
contacto con nosotros y nos comunicó que había vuelto a escribir una novela
sobre la Barcelona romana.
Cuando tuve el libro en mis
manos no tardé ni un minuto en empezar a leerlo. Y su lectura no sólo ha
cumplido mis expectativas sino que las ha superado con creces.
Pero En Barcino va más allá de una novela que nos relata una historia,
una intriga que, aunque es una historia autónoma, nace y tiene sus orígenes en
los personajes que ya conocimos en Barcino.
Si el libro nos explicara
sólo esta intriga, ya de por sí sería una buena novela, pero lo que la hace
sobresalir es que es un verdadero retrato de la mujer romana. Es la historia y
las vivencias de una patricia romana en un mundo de hombres, y su lucha por
hacerse un lugar en este mundo, y poder competir con ellos de igual a igual.
Estamos ante la historia de
una mujer, descrita por otro mujer, que es quien mejor puede conocer su
pensamiento y sus dificultades para sobrevivir en el día a día de una época
difícil.
La protagonista, la Minicia
Fausta, nos atrapa y nos fascina desde el primer momento, y nos hace partícipes
de su vida y sus experiencias. La autora nos permite que la acompañamos desde
su infancia hasta cuando ya es mayor, y nos convertimos en un miembro más de su
familia; y la llegamos a querer como si fuera nuestra hija, hermana, esposa o
madre. Y aquí el gran mérito de la novela.
La mujer romana, como en
general la mujer a lo largo de la historia, en un mundo de hombres, no lo tenía
fácil. Su dominio era la domus, su
hogar, siempre puertas adentro, pero la lucha por salir, por tener un papel
público importante, esto ya era más difícil. Pocas mujeres romanas conocemos
que hayan trascendido, y no siempre por los mejor motivos, pero casi nunca
sabemos de su vida, del día a día, y de su pensamiento, inquietudes y
dificultades para vivir -y sobrevivir- en un mundo de hombres.
Y la Minicia Fausta es una
luchadora, que en ningún momento se rinde y acepta una condición subordinada.
Lucha por ser ella misma.
Maria Carme Roca ha escrito
una excelente novela, muy bien documentada y didáctica que, a quien no conocía
el mundo romano, seguro que a partir de su lectura deseará saber más, ya los
que ya somos unos adictos, nos reafirma que esta fue, con sus luces y sombras,
la mejor de las culturas que se han dado, y de la que nosotros tenemos el
privilegio de ser sus herederos directos.
Francesc Sánchez
Con casi veinticinco años, Minici sufre el rechazo de su padre, Lucio Minicio Natal Quadronio Vero, gobernador de África proconsular. El motivo: cuando era muy joven fue amante de Teseo, el hombre que mortificó la vida del noble Minicio desde la infancia, antes de morir luchando, precisamente, contra él. A la afrenta se suma un gran secreto que la marcará para siempre. Desconcertada y dolida por el alejamiento paterno, seguirá, sin embargo con su vida: la pasión por las carreras de cuadrigas y la escritura, la amistad con el emperador Marco Aurelio y la emperatriz Faustina, la curiosa relación con su marido Cneo, la complicidad con su esclavo Erasmius, el entendimiento pasional con el centurión Lucio Cecilio Optato. Asimismo, Minicia intentará recuperar la estima de su padre y encontrar la persona que se encarga de cumplir una venganza que no le afecta sólo a ella y su familia, sino a todo el imperio.